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El amor: una variable más de la economía

“Dos personas se enamoran cuando sienten que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado, dentro de los límites impuestos por sus propios valores de intercambio”.

Erich Fromm

Decía algún maestro economista que “la economía tiene que ver con todo”, con la política, el urbanismo, la cultura, etc. inclusive con el amor, sobre todo en un mundo globalizado en donde las personas, es decir, los agentes económicos, somos parte de la ahora llamada economía del mercado.

El capitalismo ha convertido todo en mercancía, incluyendo a la mujer. Para convertirse en mercancía “digna” del hombre la mujer debe pintarse, peinarse, vestirse, depilarse, etc. utilizando los productos que el capitalismo le ordena.

La Utilidad.

Para comprender el amor, varios economistas se han interesado en la realización de un análisis de elección, Public Choice, es decir en cómo la gente elige a sus parejas y el funcionamiento de las relaciones, esto basado en “La Utilidad”, o “Utility”, la cual en este caso sería para ambos hombre y mujer (oferta y demanda) lo que buscan ya sea comprensión, dinero, sexo, etc.

La Utilidad también puede ser sinónimo de Bienestar, felicidad, satisfacción, placer. La utilidad está definida en términos de preferencias en este caso las preferencias de ambos hombre y mujer.

Teoría de juegos en negociación.

Inclusive la estrategia para encontrar pareja se encuentra en las teorías del economista John Nash con su teoría de juegos. Es el momento en que se encuentra en un bar junto a amigos y ven un grupo de señoritas.

Entre ellas se destaca una rubia a la que todos quieren abordar. Pero Nash los interrumpe y les refuta la idea de que todos debían competir por la misma mujer.

Si todos van por la misma se bloquearían entre sí y es probable que nadie pudiera conquistarla. Es por eso que el matemático propone a su grupo ir por las demás.


“Si todos vamos por la rubia, nos obstaculizamos y ninguno de nosotros se la lleva, después vamos por las amigas y nos ignoran porque no querrían ser el segundo plato. ¿Y si nadie va por la rubia? De esta manera no nos obstaculizaremos y no ofendemos a las otras chicas… ¡victoria asegurada!”.

Oferta y demanda.

En la definición del amor, la economía está presente, al menos a través de los conceptos de demanda, oferta y necesidad.

Por el lado de quien entrega amor, se encuentra la oferta; en la espera de ser correspondido, se encuentra la demanda: resultando una interacción entre los conceptos más fundamentales de la economía y que a la vez contiene una tercera variable, el precio.

Y…, como el amor es escaso, suplir la necesidad de la afectividad implica que su precio tenderá a moverse hacia el alza.

En la sociedad moderna del presente, se produce en determinados segmentos del sexo femenino, una demanda de tipo inelástica; pues se puede apreciar que en la medida en que ellas le adicionan más valor a sus atributos, su precio tiende a aumentar, sin afectar la cantidad demandada; en cambio, las que no le agregan valor, no nacen con ellos o no los mejoran, su precio se deprime y la demanda no parece aumentar, perjudicándose en la competencia del amor.

El amor como inversión.

La inversión en la pareja puede verse ya sea como el tiempo invertido, el conocimiento o el dinero. Este último mejor reflejado en gastos en días especiales, aniversarios, salidas a un restaurant o en días festivos como lo es el 14 de febrero.

Uno de los sentimientos que brotan, la mayoría de las veces, son los celos; una persona celosa no es más que un sujeto que defiende su “propiedad privada” ya sea hombre o mujer.

Si el intercambio se realizó entre dos, cuando surge un tercero que no se halla en el contrato, florecen este tipo de actitudes irracionales. Los celos no son más que resultado de la concepción de posesión, como si fuera un objeto, que una de las partes tiene sobre su pareja.

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