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Estos son los cuatro proyectos mexicanos para encontrar la cura del COVID-19

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, dio a conocer que México se encuentra entre los países que buscan desarrollar una vacuna contra el COVID-19, resaltando que son cuatro proyectos que forman parte de la denominada Coalición de Innovadores en Preparación para Pandemias (CEPI, por sus siglas en inglés).

La CEPI es una iniciativa creada por el estadounidense Bill Gates, junto a su esposa Melinda Gates, la cual estimula rn innovación y desarrollo de vacunas contra enfermedades emergentes y fue planeada partiendo de la base que “las enfermedades epidémicas nos afectan a todos, no conocen fronteras”.

El primer proyecto en México impulsado por CEPI es la creación de una vacuna recombinante, en la cual trabaja el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), estando encargados los doctores Laura Palomares y Tonatiuh Ramírez.

Una vacuna recombinante es el resultado de extraer información genética de los antocuerpos que los pacientes recuperados de COVID-19 generaron mientras estaban en la enfermedad y cuya información obtenida será reproducida para su distribución.

En otro proyecto también se involucra la UNAM, pero en compañía de la empresa Avimex y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el cual investiga a animales que no se contagian de la enfermedad, pero si generan anticuerpos. En la vacuna basada en una plataforma de uso veterinario, las proteínas que tienen afinidad con el COVID-19, es decir, los anticuerpos que “encajan” y lo neutralizan, tendrían que ser separadas de la información genética del animal porque ésta puede tener efectos adversos en humanos.

En el tercer proyecto se aliaron el Instituto Tecnológico de Estdudios Superiores de Monterrey (ITESM), junto a la Universidad Autónoma de Baja California, mismo que busca conseguir el código de la enfermedad y “apagarlo” luego de introducir el antígeno, que es un bloque de información afín a la del virus, al cuerpo para que los linfocitos adopten ese código y aprendan a combatir el virus.

El encargado de este proyecto, el doctor Pavel Marichal, destacó que la dificultad de este estudio es la producción masiva, por lo que ha recibido apoyo de algunas instituciones europeas para desarrollar equipo técnico para facilitar la producción masiva.

En los primeros tres casos, la vacuna utiliza un virus benigno como vehículo para que los anticuerpos o el gen entren al cuerpo. En el caso de la vacuna de péptidos que desarrollan la Universidad Autónoma de Querétaro y el Instituto Politécnico Nacional, tanto la partícula como el transporte son confecciones sintéticas diseñadas específicamente para tener afinidad con el virus. De acuerdo con un artículo publicado en la Biblioteca de los Institutos Médicos de Estados Unidos, la diferencia es importante porque el método “tradicional” con anticuerpos implica la inyección de una “carga innecesaria que contribuye poco a la respuesta inmune y puede provocar complicaciones y reacciones alérgicas”.

Uno de los proyectos de la Organización Mundial de la Salud es diseñar un programa de creación y acceso a la vacuna, en el cual México también está presente, pues debido a problemas logísticos y de distribución adecuada de alguna vacuna, la pandemia de COVID-19 no podría ser controlada hasta el 2021.

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