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Expropiación de terrenos para el Tren Maya: AMLO decreta la adquisición de 105 inmuebles en cinco estados

En un movimiento significativo para el avance del Tren Maya, una de las obras insignia de la actual administración mexicana, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha decretado la expropiación de 105 propiedades privadas. Esta medida, anunciada a través del Diario Oficial de la Federación, afecta una superficie total de 437,868.34 metros cuadrados repartidos en cinco estados del país. El objetivo declarado es utilizar estas tierras para la construcción y desarrollo de varios tramos (1, 2, 3, 5, 6 y 7) del proyecto ferroviario que busca conectar importantes destinos turísticos y culturales en el sureste mexicano.

Las propiedades expropiadas se encuentran en localidades estratégicas para el proyecto, abarcando municipios desde Palenque en Chiapas hasta Othón P. Blanco en Quintana Roo, pasando por puntos clave en Tabasco, Campeche, y Yucatán. Este amplio espectro geográfico demuestra la envergadura y el impacto regional del Tren Maya, que promete ser un motor de desarrollo económico y turístico para el sureste de México.

Además del terreno, la expropiación incluye cualquier construcción e instalación presente en estas propiedades, lo que sugiere una toma de posesión integral para facilitar las obras del tren. Tras el decreto, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) asumirá la ocupación inmediata de los bienes, marcando el inicio de una nueva fase en la implementación del Tren Maya.

Este decreto ha generado diversas reacciones entre la población y los propietarios afectados, abriendo el debate sobre el equilibrio entre el desarrollo nacional y los derechos de propiedad privada. La decisión de expropiar tierras refleja la determinación del gobierno de llevar a cabo proyectos de infraestructura de gran escala, pero también plantea interrogantes sobre la compensación y las garantías para los propietarios expropiados. A medida que avanza el proyecto del Tren Maya, la transparencia, el diálogo y la equidad serán fundamentales para asegurar que este desarrollo beneficie a todas las partes involucradas y contribuya al progreso sostenible de la región.

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