Cd. Juarez

Migrantes alzan la voz

Durante los últimos días, la crisis humanitaria relacionada con los migrantes en Juárez ha dejado nuevos y lamentables episodios, responsabilidad de Cruz Pérez Cuéllar y su falta de soluciones.

Abundan los testimonios de migrantes afectados por estas negligencias, tratos inhumanos de parte de la Guardia nacional y del narcotráfico.

Un migrante venezolano ha alzado su voz en Ciudad Juárez, denunciando malos tratos hacia los migrantes y clamando por un trato más humano y equitativo.

Abel Maldonado, un venezolano de 29 años, repite incansablemente la frase “No somos perros” mientras busca desesperadamente a su hermano Orlando, de 22 años, en medio de la tragedia que cobró la vida de 40 personas en un centro de detención de migrantes en Ciudad Juárez.

El martes 28 de marzo, Abel se acercó al personal de seguridad de la estación migratoria, ubicada cerca de la frontera con Estados Unidos, en busca de información sobre su hermano sin obtener respuesta alguna.

Con un corazón lleno de preocupación y dolor, Abel insiste en la necesidad de un trato “humano y justo” por parte de las autoridades en Ciudad Juárez. Hace apenas once días, llegó a esta ciudad junto con su esposa y sus dos hijos de dos y cuatro años, así como con Orlando, en un peligroso viaje a bordo de un tren de carga conocido como “La Bestia”.
Abel hace hincapié en que ellos no son simples números, sino una familia que busca una vida mejor, lejos de Venezuela. “Es mi familia, no es un perro que está allá adentro. Somos migrantes, no somos ladrones, mafiosos, nada de eso. Solo queremos trabajar, una mejor vida para nuestras familias”, expresó a uno de los custodios de la estación migratoria, quien lo escuchaba en un ambiente desolador.
Casi 17 horas después de la tragedia, Abel aún no sabe si su hermano sobrevivió o forma parte de los 28 heridos, algunos de ellos en estado grave.
A las afueras de la estación, familiares claman por “¡justicia!” mientras se difunde un video verificado por las autoridades, que muestra un calabozo en llamas y tres funcionarios al otro lado de las rejas.
Abel, un albañil de profesión, decidió acudir al servicio forense en busca de respuestas y poner fin a la incertidumbre. “Ahorita voy hacia la morgue a buscarlo, ya encontraron a un amigo. Con dolor y todo pa’ salir de esto. No es justo perder la vida así”, declaró a la AFP con la voz quebrada.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha afirmado que el incendio fue iniciado por migrantes que se oponían a ser deportados.
Engañados por las promesas de un permiso de trabajo, Abel y su hermano fueron llevados a la estación el lunes. Esto marcó el comienzo de una pesadilla en la que Orlando quedó retenido bajo el argumento de que no formaba parte del núcleo familiar. Mientras Abel fue liberado debido a la presencia de su esposa e hijos, Orlando quedó atrapado en un calabozo que, según relata Abel, se asemeja a una prisión.
Abel ha sido testigo de la creciente hostilidad hacia los migrantes en Ciudad Juárez, a medida que intentan sobrevivir en las calles mediante trabajos informales y la búsqueda de ayuda.
Más allá de la suerte que haya corrido su hermano, Abel sostiene que regresar a Venezuela no es una opción, ya que la crisis socioeconómica ha obligado a millones de venezolanos a emigrar en busca de una vida mejor. “No voy a agarrar un avión para Venezuela porque no tengo recursos. Vendí mi casa, mi carro, me quedé sin nada para llegar hasta acá. Solo pedimos un poco de paciencia, de comprensión porque no somos animales, no somos perros. Somos seres humanos”.

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