Internacional

Putin suspenderá el cumplimiento del tratado entre Rusia y Estados Unidos para el desarme nuclear

El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció hoy que su país suspendía el cumplimiento del START III o Nuevo START, último tratado de desarme nuclear aún vigente entre Rusia y Estados Unidos, decisión que la OTAN calificó como el “desmantelamiento” de la arquitectura del control de armas.

“Con la decisión de hoy sobre el Nuevo START, toda la arquitectura de control de armas ha sido desmantelada”, declaró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa en la sede de la OTAN, poco después de que Putin anunciara la “suspensión”, que no el “abandono”, en su discurso sobre estado de la Federación.

El Tratado de Reducción de Armas Nucleares Estratégicas (START-1), firmado por el presidente estadounidense, George Bush, y su homólogo de la entonces URSS, Mijail Gorbachov, el 31 de diciembre de 1991, fue el acuerdo de desarme más ambicioso en la historia desde la II Guerra Mundial, fruto del proceso negociador abierto en plena guerra fría por las dos superpotencias.

Este tratado START 1 estableció para cada país una reducción antes de diciembre de 2001 de sus arsenales de 10 mil a 6 mil cabezas nucleares y sus bombarderos estratégicos y misiles balísticos a mil 600.

Además, fijó medidas de verificación de compromisos y obligó a ambas potencias a intercambiar información de sus respectivas fuerzas nucleares estratégicas.

A este tratado siguió en 1993 el START-2, que suscribieron en Moscú los presidentes estadounidense, George Bush, y ruso, Boris Yeltsin, y que limitaba las cabezas nucleares de cada país a 3 mil 500 (Estados Unidos) y 3 mil (Rusia), para 2007 además de autorizar a ensayar y desplegar sistemas defensivos antibalísticos frente a un ataque.

El Tratado START-2 nunca fue ratificado por Estados Unidos y fue abandonado por Rusia el 14 de junio de 2002, en respuesta a la decisión norteamericana de hacer lo propio con el Tratado ABM de Misiles Antibalísticos, lo cual permitía a Washington construir en Polonia y República Checa su estratégico escudo antimisiles, considerado por Moscú una amenaza directa a su seguridad.

De ahí que Rusia saliese, a finales de 2007, del Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa (FACE) —considerado piedra angular de la seguridad del continente y que habían suscrito en París un total de 28 países de Europa Occidental y Oriental, encabezados por Estados Unidos y Rusia—.

Aunque el START caducó formalmente el 5 de diciembre de 2009, el tratado se extinguió en la práctica con el nacimiento de su sucesor, Nuevo START o START 3 que firmaron en Praga los entonces presidentes de EU, Barack Obama, y de Rusia, Dmitri Medvédev, el 8 de abril de 2010

El Nuevo START limitó el número de armas nucleares estratégicas, con un máximo de mil 550 cabezas nucleares y 700 sistemas balísticos para cada una de las dos potencias, en tierra, mar o aire.

Durante los últimos años en los que el tratado se mantenía en vigor —expiraba el 5 de febrero de 2021—, se abrieron conversaciones entre las dos potencias para prorrogarlo. La principal discrepancia era la insistencia del gobierno de Donald Trump para que China formara parte de las conversaciones, pese a que el gigante asiático se negaba a sentarse en la mesa de negociaciones al considerar que tiene muchas menos armas nucleares que Washington y Moscú.

Con la llegada de Joe Biden a la presidencia estadounidense, las conversaciones cobraron nuevo impulso y el 3 de febrero de 2021, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acordó con su homólogo ruso, Vladimir Putin, prorrogar el START III por cinco años.

Sin embargo, Putin anunció hoy la suspensión del cumplimiento por parte de su país del START III o Nuevo START, último tratado de desarme nuclear aún vigente entre Rusia y Estados Unidos.

Putin matizó que “Rusia no abandona, sino que sólo suspende” el cumplimiento del tratado sobre reducción de armamento estratégico ofensivo que expira en 2026, de lo que culpó a Estados Unidos.

El Nuevo START, que incluye específicamente un sistema de inspección de los arsenales, debía reducir en un 30% el número de cabezas nucleares, hasta mil 550 por país.

Con información de Latinus

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