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¿Cuáles son los cárteles que se disputan Chihuahua?

Según el “Informe sobre las Organizaciones Criminales con Presencia en México”, Chihuahua se mantiene como una de las entidades más violentas del país, destacando la presencia de nueve células criminales en territorio estatal.

La disputa entre el Cártel del Pacífico-Sinaloa (CDP) y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), mantienen a Chihuahua como un foco rojo en inseguridad nacional, según indica el informe elaborado por Latina Consultores, el cual es “sustentado en un monitoreo y análisis exhaustivo de fuentes abiertas con corte a 1 de noviembre de 2019”.

El Cártel de Sinaloa surgió tras la ruptura del Cártel de Guadalajara a principios de la década de los 90’s, el cual ya cuenta con 37 células repartidas en 29 entidades federativas, entre las cuales destacan Los Artistas Asesinos, Los Cabrera, Los Jaguares, Los Salazar y Gente Nueva.

A pesar de las fracturas, los líderes abatidos, así como la detención de su líder más emblemático, Joaquín “El Chapo” Guzmán, el Cártel del Pacífico-Sinaloa se ha mantenido estable y al frente de la violencia que se vive en México.

Por su parte, el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), se posiciona como la organización criminal de más alto riesgo a nivel nacional, ya que “ejerce actividades predatorias como la extorsión, usa la violencia en forma excesiva, recluta de forma forzada a menores de edad y a personas en situación de pobreza -engañándolos con anuncios de supuestas ofertas de empleo en seguridad privada, por ejemplo-; contrata abogados, contadores e ingenieros, y ex militares de México y otros países”, según indica dicho informe.

Este cártel, antes conocido como “Mata Zetas” o “Los Torcidos”, surgió en el año 2010 a partir de la separación del Cártel del Milenio de los Valencia, siendo en un principio el brazo armado del Cártel del Pacífico. A la fecha se determina como la organización criminal con mayor capacidad operativa de México.

En el 2019, el CJNG tenía ya 37 células, así como una escisión (Cártel Nueva Plaza en Jalisco y Nayarit), lo que causa que dicha organización tenga presencia en todos los estados de México, con excepción de Sinaloa.

Bajo la dirección de Heriberto Lazcano “El Z-3” o “El Lazca”, este cártel comenzó a actuar de forma autónoma, aliándose primero con el Cártel de Juárez para enfrentar al Cártel del Pacífico-Sinaloa.

En el estado de Chihuahua destaca la organización de la Línea- Cártel de Juárez, este último fundado en la década de los 70’s por Rafael Muñoz Talavera y Rafael Aguilar Guajardo, ambos exagentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) de la Secretaría de Gobernación, para que en los años 80’s se convirtieran en una facción del Cártel de Guadalajara.

Luego de la muerte de Aguilar y la detención de Muñoz, el cártel fue liderado por Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”, para que el control pasara a manos de Vicente Carrillo Fuentes “el Viceroy” a la muerte de Amado en 1997 hasta 2014, cuando el Viceroy fue detenido.

Su detención inició un proceso de pulverización, y actualmente su brazo armado, La Línea, está encabezado presuntamente por Juan Pablo Ledezma o José Luis Fratello, alías “El JL”, quien ha obtenido autonomía, señala el informe, que agrega que recientemente La Línea se alió con el CJNG.

Otras células de relevancia son el Nuevo Cártel de Juárez de la familia Manjárrez Alonso o Los H: Daniel “H2”, Homero “H7” y José Alfredo “El Harry”, y pandillas con presencia en cárceles mexicanas y estadounidenses como Los Aztecas y Barrio Azteca, dirigidos por Luis Roberto Lares Gallardo, alías “El Chino Lares” o “El Chino Pescado”.

La Línea-El Cártel de Juárez tiene influencia en Nuevo México y en el suroeste de Texas, y escisiones del Cártel del Golfo y Los Zetas en el sureste de ese estado.

De acuerdo con Lantia Consultores “los fenómenos delictivos más severos responden a lógicas locales y distintos factores causales. Por lo mismo, su atención requiere acciones diferenciadas. A lo largo de la última década se ha insistido una y otra vez en imponer grandes soluciones nacionales, cuando lo que se necesita son soluciones locales y focalizadas, particulares para cada caso”.

En manos del Estado Mexicano estarían los programas prevención de adicciones y sociales, con la finalidad de que los jóvenes sean reclutados como elementos armados de las células criminales, así como la correcta gestión de los grupos de inteligencia policíaca.

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