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El misterio de la muerte de Rosario Castellanos

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Este 7 de agosto se cumplen 50 años de la muerte de la escritora mexicana Rosario Castellanos, quien falleciera debido a un choque eléctrico provocado por una lámpara, motivo suficiente para levantar dudas si se trató de una muerte accidental o algo más siniestro.

¿Quién fue Rosario Castellanos?

La escritora nació en la Ciudad de México el 25 de mayo de 1925, pero durante su niñez se mudó con su familia a una hacienda en Comitán, Chiapas, una zona habitada por mayas de las etnias Tzotzil y Tojolabal.

Fue durante su juventud cuando se dio cuenta de la opresión en la que vivía la comunidad indígena y las mujeres en la sociedad machista, algo que se vio reflejado en su obra.

La autora estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en 1941 y después se fue a Madrid a estudiar una especialidad.

A su regreso a América dio clases en la UNAM y en la Ibero, para después trasladarse a Estados Unidos, donde impartió cátedra en las universidades de Wisconsin, Indiana y Colorado.

En el año 1971 fue nombrada embajadora de México en Israel y solo tres años después moriría en su casa de Tel-Aviv.

Debido al tipo de muerte que sufrió la escritora, esta desató una serie de teorías que abarcaban desde el suicidio hasta el asesinato.

Quien aclaró la versión de la muerte de Rosario Castellanos, fue el también escritor Samuel Gordon, quien también fuera su alumno y quien relata que el día de la muerte de la poeta, ella se había comunicado por teléfono para cancelar una reunión que tenían pendiente, pues tenía que ir a recoger unos muebles de bronce que había mandado pedir desde Siria, pero apenas dos horas y media después el chofer de la autora se comunicó con Gordon para hablarle sobre el accidente que la escritora había tenido en su casa.

Rosario había sido trasladada al hospital, donde fue declarada muerta poco después, por lo que el chofer tuvo que explicar que la escritora se había bajado del vehículo descalza y empapada de sudor, por lo que al mover una lámpara mal conectada recibió un choque eléctrico.

“El chofer estacionaba el carro en la cochera en reversa. Tardó varios minutos en ingresar a la residencia con las mesas para recibir instrucciones. Al entrar, se encontró con la terrible escena, a duras penas con el pie logró desconectar el cable, inevitable, ridículo, increíble. Por eso niego siempre tantas absurdas conjeturas”, comenta Samuel Gordon.

Esta narración deja a un lado las teorías que rodean la muerte de la poeta, quien solo fue víctima de un accidente aleatorio que puede sucederle a cualquiera.

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