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Así funciona El Yunque, la organización secreta de ultraderecha

En México se ha escuchado hablar de el Yunque, pero nunca se ha sabido dar una definición como tal, ni ponerle un rostro a esta organización. Algunos pocos se han atrevido a señalar a quienes posiblemente pertenezcan a esta secta religiosa ultra conservadora y violenta que se ha extendido en la política de América Latina y España, a través del Partido Acción Nacional (PAN) en México y VOX en Europa.

Pero ni en el lecho de muerte, quienes han sido parte, se animan a confesarlo. Apenas unas pocas voces admiten haber estado involucrados.

El hermetismo se debe principalmente a una promesa hecha bajo tortura que realizan al ingresar: nunca se hablará en público del tema.

Uno de los grupos católicos más importantes que se formó luego de la Guerra Cristera es el de Los Tecos. Esta agrupación secreta surgió en Guadalajara, Jalisco, durante la década de 1930. Ellos, con la ayuda el arzobispo Octaviano Márquez y Toriz, fundaron El Yunque como una de sus sucursales en Puebla.

La independización de El Yunque llegó tras el Concilio Vaticano II –proceso de adaptación del mundo católico a la modernidad, que se desarrolló entre 1962 y 1965–, detalla el investigador del Instituto Mora. Esta acción de El Vaticano provocó que Los Tecos desconocieran al Papa, porque la consideraban una traición a la Iglesia. Sin embargo, los yunqueros no respaldaron la decisión y optaron por separarse.

Organizaciones de la ultraderecha católica, como Los Tecos y El Yunque, asumen que la civilización mexicana está amenazada por factores anticristianos como el comunismo, el pueblo judío y la masonería. Su idea, en términos generales, es que la esencia de México es católica y por eso se debe defender.

Los yunqueros consideran que el defender al catolicismo es una misión, por eso los primeros militantes, al terminar la universidad y ejercer como profesionistas, optan por continuar con su lucha. Entrar a la organización y defender a la civilización cristiana es una cuestión de vida y “hasta el último día perteneces a la organización y todo lo que haces es en función de la organización”.

En el Siglo XIX, la Iglesia Católica prohibió las militancias secretas porque era un acto asociado a la masonería. No obstante, algunos sectores católicos crearon las organizaciones reservadas para poder mantener sus operaciones bajo sigilo, indica el investigador del Instituto Mora. Dichas organizaciones reservadas son secretas para el público, pero en la jerarquía católica siempre hay alguien con conocimiento de cómo operan y qué hacen. En México existe una larga tradición de estas militancias católicas semisecretas.

Ingresar y ascender en El Yunque conlleva varios rituales y juramentos. La estructura de la organización es piramidal, por lo cual los miembros realizan compromisos y ceremonias en todos los niveles nuevos. Cada juramento es más fuerte que el anterior; sin embargo, se recompensa con información reservada sobre la agrupación.

Se supone que el último juramento implica la muerte en caso de traición. Nadie lo ha podido documentar, nadie ha logrado identificar si realmente eso ha ocurrido, o sea, si alguien ha traicionado a la cúpula y lo han matado. No hay registro ni en el periodismo ni en la academia.

Las ceremonias efectuadas en cada nivel son similares. Se desarrollan en sitios cerrados, ya sea con luz u oscuros (alumbrados con velas); en el lugar reluce el logo de El Yunque y un crucifijo; y los miembros asistentes portan el uniforme de la organización. Estas ritualidades son características de las agrupaciones católicas, no una exclusividad de El Yunque.

La secta mexicana actuó durante décadas en las sombras, pero muchos conocían y avalaban su existencia y sus actividades. Además de decenas de asociaciones civiles, creadas por ellos para usar de fachada, con las que operaban en contra del aborto, el feminismo o los derechos LGBT, se habían hecho espacio en universidades, confederaciones empresariales y partidos políticos.

Entre las filas de El Yunque había militares, profesores, empresarios, obispos y periodistas, de acuerdo al relato de varias personas que estuvieron cerca de la organización.

En el escenario político se concentraban en su mayoría en el Partido Acción Nacional (PAN), donde actualmente operaba una franja de la secta. Al interior del partido impulsaron durante décadas a diferentes candidatos a lo largo y a lo ancho del país. Incluso llegaron a tener presidentes nacionales del PAN.

La época en la que gozaron de más poder fue durante la presidencia de Vicente Fox, en la que tenían miembros dentro del Gabinete. El caso más sonado es el entonces secretario de Gobernación, Carlos Abascal, quien ha sido señalado como miembro orgánico de El Yunque.

Luego, entre 2006 y 2012, llegaron a infiltrarse en los Gobiernos de tres Estados: Morelos, Guanajuato y Jalisco, señalan varias fuentes. Pero como los miembros de El Yunque no aceptan en público su pertenencia al grupo, incluso para los líderes del PAN era difícil distinguirlos dentro del partido.

Se calcula que en ese entonces eran unos 10.000 miembros pasivos, como les llamaban a quienes ya habían dejado de militar. La mayoría de los militantes eran hijos de otros integrantes que estaban en las filas. Pero desde aquellos años la presencia y el poder de El Yunque ha ido en descenso.

Fuentes del PAN han explicado que la secta también se ha replegado dentro del partido después de que perdieran las elecciones presidenciales en 2012 y 2018 y se volvieran oposición.

Con información de El País y Contra Línea

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