En una reciente y contundente declaración a través de la red social “X”, el ingeniero Mario Vázquez ha expresado su descontento y preocupación por la inclusión de Javier Corral, exgobernador de Chihuahua, en la lista de candidatos plurinominales para el Senado por el partido Morena. Vázquez, en un tono crítico y decepcionado, lamenta que aquellos que depositaron su confianza en Morena, esperanzados por un cambio genuino, sean ahora desplazados para dar cabida a figuras políticas cuestionadas.

La crítica de Vázquez no se limita a señalar la inclusión de Corral en las filas de Morena; va más allá, al cuestionar el patrón recurrente del partido de la cuarta transformación de acoger a políticos provenientes de otras agrupaciones, principalmente del PRI y del PAN, que han sido repudiados por la ciudadanía debido a sus malas gestiones y prácticas corruptas. Esta estrategia, según Vázquez, no solo evidencia una contradicción con el discurso anticorrupción que predica Morena, sino que también revela una falencia en su compromiso con la renovación política y moral que prometieron a sus seguidores.

El ingeniero fue particularmente severo al referirse a Javier Corral, a quien ubicó metafóricamente en el “contenedor de residuos de la política mexicana”. Esta expresión simboliza el desprecio y rechazo hacia aquellos que, habiendo fallado a su estado y al país, buscan refugio en Morena como una manera de continuar en el ámbito político, a pesar del repudio generalizado por sus acciones pasadas.

Esta situación plantea un dilema para Morena y sus seguidores, al tener que reconciliar su ideología y promesas de cambio con las contradicciones que implica incorporar a figuras políticas que encarnan las prácticas que el partido asegura combatir. La declaración de Vázquez resalta la percepción de que, una vez alineados con Morena, los errores y faltas pasadas de estos políticos son, de alguna manera, olvidadas o minimizadas, lo que pone en tela de juicio la autenticidad del compromiso del partido con la lucha contra la corrupción.

Este episodio subraya las tensiones y desafíos internos que enfrenta Morena en su camino por transformar el panorama político mexicano, al tiempo que busca mantener coherencia entre su narrativa fundacional y las estrategias políticas que adopta. La reacción de figuras como Mario Vázquez evidencia una creciente preocupación por la integridad y dirección futura del partido, especialmente entre aquellos que esperaban un cambio profundo en la forma de hacer política en México.