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Esta es la razón por la que el Día del Padre no tiene una fecha fija

Es fácil acordarte que el Día de las Madres es 10 de Mayo o que el Día de los Abuelos se conmemora el 28 de Agosto, pero siempre es un poco confuso cuando recuerdas que el Día del Padre se celebra el tercer domingo de junio. ¿Alguna vez te habías preguntado por qué no se festeja en una fecha fija?

En realidad es una larga e interesante historia que tiene más de un siglo de celebraciones, acomodos de fechas, la lucha de una hija para honrar a su padre y cómo en México, importamos los festejos desde Estados Unidos.

Uno de los primeros antecedentes del Día del Padre es bastante triste.

En el año de 1907 hubo una explosión gigantesca en unas minas de carbón ubicadas en la comunidad de Monongah, en el estado West Virginia, en Estados Unidos.

Más de 350 hombres murieron en la tragedia, pero eso solo contaba a los trabajadores oficiales de la mina. Algunos recuentos de organizaciones civiles calculan que en realidad hubo más de 500 fallecidos, si suman migrantes, hombres de la comunidad indígena o afroamericanos.

Estiman que más de 1000 niños perdieron a sus padres ese día.

La comunidad religiosa decidió realizar un evento del Día del Padre, en el que honraran a los fallecidos en la tragedia de Monongah y comenzó a conmemorarse el 5 de julio de 1908. Se celebró cada año, pero nunca tuvo fama o repercusiones más allá de la pequeña comunidad.

Más allá de Monongah, la primer persona en intentar celebrar oficialmente el Día del Padre se llamaba Sonora Smart Dodd.

Su historia tiene varios tintes trágicos relacionados con la época. Su mamá murió en el año de 1898 cuando estaba dando a luz. Entonces, fue la responsabilidad de su papá, un veterano de la Guerra Civil de Estados Unidos, de cuidar a sus 6 hijos solo. Se llamaba William Jackson Smart y aunque no existen muchos elementos biográficos de la historia, todo parece indicar que hizo un gran trabajo.

Ya siendo adulta Sonora Smart Dodd fue a la Iglesia una mañana de mayo de 1909 en la ciudad de Spokane.

Aquella celebración religiosa era especial pues se estaba conmemorando el recién instaurado Día de las Madres. Smart —quien admiraba mucho a su papá— estaba en el público pensando en una fecha para que también se celebrara la paternidad.

Saliendo de la Iglesia se acercó a la Alianza de Pastores en Spokane con su petición. Originalmente, como no tenían una fecha planeada, Smart pidió que se hiciera la celebración cada 5 de junio, porque ese era el cumpleaños de su padre. Sin embargo, los ministros decidieron recorrer la fecha un poco más.

Así fue como el domingo 19 de junio se llevó a cabo la primer misa del Día del Padre en la ciudad de Spokane, Washington.

Ya que era una celebración originada en la religión o en las fiestas dentro de la Iglesia, se decidió que la fecha de celebración tendría que ser en domingo. La Alianza de Pastores decidió hacerla el tercer domingo de junio.

En un principio no era una celebración multitudinaria, ni popular.

En 1916, el presidente de Estados Unidos en esa época, Woodrow Wilson, comenzó a conmemorar el Día del Padre y escribió una famosa carta celebrando el día. Muchos siguieron con la idea, pero así como sucede ahora—, la gran mayoría de la población pensaba que era un día que se estaba comercializando, impulsado por empresas para vender regalos.

Con los años se siguió celebrando sin hacerle mucha difusión, hasta que se hizo oficial. En 1966 el presidente Lyndon Johnson firmó una orden presidencial y en 1972 el Congreso de Estados Unidos marcó el Día del Padre como una fiesta nacional el tercer domingo de junio.

¿Un detalle lindo? Sonora Smart Dodd seguía viva cuando eso sucedió, ya que falleció en 1978 y así que pudo ver cómo su iniciativa se hizo oficial.

Con información de Sopitas

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¿Qué es la Marea Roja?

La marea roja es un fenómeno que suele ocurrir en los océanos que tocan tierra mexicana, por lo que hay consecuencias para la salud de las personas que hay que tomar en cuenta.

Pero, ¿qué es la marea roja?

La marea roja es un fenómeno cíclico que tiene que ver con el movimiento del agua del océano generado principalmente por las corrientes, las cuales se les conoce como “surgencias”, ;as cuales son un movimiento de aguas profundas más frías que llegan a la superficie y que se origina por la interacción de los vientos y la rotación de la Tierra, pero también tiene que ver con la temperatura.

Este fenómeno ocurre por lo general durante la época de lluvias que generan movimientos entre ríos y arroyos, lo que causa que los océanos reciban grandes depósitos de agua con elevadas concentraciones de fósforo, calcio, carbono y nitrógeno, por lo que se convierte en un ambiente propicio para microorganismos productores de toxinas en el mar.

Estos organismos, como el fitoplancton, se alimentan de otros organismos como el zooplancton, que a su vez también son alimentos de crustáceos y moluscos que sirven como comida para algunos tipos de peces, mismos que también son para el consumo humano.

Ahora, si el humano consume pescados y mariscos contaminados por microorganismos, estos pueden sufrir problemas de salud como disenterías y diarrea, hasta ocasionar incluso una parálisis en rostro y cuerpo.

También las toxinas ingeridas pueden terminar en el sistema neuronal, causando pérdida de memoria y afectar el sistema cognotivo.

Es por estas razones por las que las autoridades de salud piden a las personas que no consuman especies marinas durante esta temporada, en especial si estas son crudas, pues es probable que los tejidos de estos animales tengan toxinas que dañen a los humanos.

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¿Cuál es la temperatura máxima que soporta el cuerpo humano?

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó sobre una segunda ola de calor que afectará a varios estados del país, por lo que la dependencia advirtió sobre posibles golpes de calor que pueden afectar a las personas.

Ante esta advertencia surge la duda, ¿cuál es la temperatura máxima que soporta el cuerpo humano?

De acuerdo a una investigación de Lewis Halsey de la Universidad de Roehampton, Inglaterra, la temperatura máxima a la que el cuerpo humano ya no se puede autorregular está entre los 40 y los 50 grados centígrados, por lo que el cuerpo humano puede soportar temperaturas máximas de 39 grados centígrados.

Según indica este estudio, una vez que el cuerpo alcanza esas temperaturas máximas se experimenta el “estrés, provocando náuseas, mareos, confusión, dolor de cabeza y desmayos.

Para conocer este resultado, se llevó a cabo un experimento en el año 2021 en el cual participan cuatro hombres y tres mujeres, esto con la finalidad de conocer el aumento de la tasa metabólica, el proceso con el que se mide que tanta energía consume el ser humano para seguir funcionando.

Ante esto, los resultados arrojaron que con cada persona el experimento fue diferente, pues su reacción al calor varió dependiendo a su edad, sexo y si se padecía algún trastorno médico, pues en algunas personas la tasa metabólica no aumentó a los 40 grados, pero si a los 50.

Con esto la investigación se enfocó en analizar el intervalo de temperaturas en el que la tasa metabólica (o sea la cantidad de energía mínima que necesita el cuerpo para realizar funciones básicas) puede seguir controlando la temperatura de nuestros órganos vitales sin consumir grandes cantidades de energía, a lo que se conoce como temperatura central.

Ahora, si el cuerpo humano llega a su temperatura máxima esto puede causar varios efectos peligrosos para la salud, llegando incluso a la muerte.

“Las proteínas del cuerpo empiezan a desnaturalizarse: dejan de funcionar, y los impulsos nerviosos no funcionan tan bien. El sistema nervioso es menos eficaz, y eso es integral para el cuerpo“, explica el científico y agrega que igual comenzaría a afectar al corazón.

“Si eso genera una arritmia y el corazón no bombea sangre con la misma eficacia por todo el cuerpo porque está ‘desincronizado’, eso podría causar niveles bajos de oxígeno. Si los niveles de oxígeno en el cerebro están indefensos, entonces tienes un verdadero problema“, indicó por último.

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Se disparan indicadores del cambio climático

Según la Organización Meteorológica Mundial, el año pasado registró un alarmante incremento en los indicadores del cambio climático: emisiones de gases de efecto invernadero, aumento de la temperatura y del nivel del mar, acidificación de los océanos, disminución de la capa de hielo de la Antártida y derretimiento de los glaciares. Este año, continúa la tendencia preocupante, con temperaturas del mar persistentemente elevadas, confirmando las predicciones de los científicos climáticos.

Francisco Estrada Porrúa, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, advierte que este fenómeno, aunque esperado, está progresando a un ritmo sorprendente. El aumento de temperatura, exacerbado por eventos climáticos extremos como El Niño, representa una amenaza inminente, acercándonos peligrosamente al límite crítico establecido por el Acuerdo de París.

La principal causa del cambio climático sigue siendo la masiva emisión de gases de efecto invernadero por actividades humanas. Estrada Porrúa subraya que este fenómeno complica enormemente los desafíos globales, como el hambre cero, al afectar la producción agrícola y la biodiversidad. En México, el impacto es evidente: la temperatura ha aumentado a un ritmo alarmante, afectando la disponibilidad de recursos hídricos y provocando cambios significativos en los patrones de lluvia.

El informe “Estado y perspectivas del cambio climático en México: un punto de partida”, publicado por el Programa de Investigación en Cambio Climático y el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, revela que el país se está calentando a un ritmo más acelerado que el promedio mundial, con consecuencias devastadoras para la agricultura, la biodiversidad y la economía.

Las ciudades, especialmente, sufren los impactos combinados del calentamiento global y el calentamiento local causado por la urbanización. Estrada Porrúa destaca que urbes como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey enfrentarán pérdidas económicas significativas debido a este fenómeno.

Sin embargo, revertir o controlar el cambio climático es un desafío complejo. Estrada Porrúa enfatiza que, aunque se pueden mitigar los efectos, no existe una solución definitiva. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es fundamental, pero las tendencias actuales muestran un aumento preocupante en estas emisiones, tanto a nivel global como en México.

El investigador advierte sobre la urgencia de tomar medidas más serias frente al cambio climático. A pesar de los esfuerzos de investigación, persisten lagunas de información y falta de recursos para abordar adecuadamente este problema. Los desastres naturales extremos, como el huracán Otis, son solo un ejemplo de las consecuencias devastadoras que podemos esperar si no actuamos con determinación.

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