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Internacional

Querían un cambio y Donald Trump los decepcionó, ahora votan por Biden

Shawna Jensen tuvo su momento de la verdad en marzo. Estaba sentada junto a la chimenea en su casa en el suburbio de Fort Worth, Texas. Tenía el laptop abierto para una videollamada con cinco amigas.

“Hola chicas, tengo que decirles algo”, dijo. Las mujeres, todas madres republicanas y blancas, enfocaron sus miradas en ella.

“No voy a votar por Trump este año. Mi corazón no me dejará hacerlo. No puedo votar a alguien que es tan malo con otras personas”, dijo a sus amigas.

Jensen es una de las antiguas partidarias de Donald Trump que votarán al demócrata Joe Biden este año, en contra de los deseos de familiares, amigos y, en muchos casos, de su afiliación política desde hace años.

Dicen que les causó angustia, conflictos con sus amistades y de identidad. Querían cambio, una ruptura con el pasado, hasta que descubrieron cómo era vivir bajo un gobierno de Trump.

La campaña de reelección de Trump se basa casi exclusivamente en la intensidad del apoyo de los que le votaron hace cuatro años. A diferencia de otros presidentes modernos, hizo poco por buscar captar el respaldo de nuevos sectores y no hay indicios de que los haya conseguido. De modo que no puede permitirse perder a muchos votantes como Jensen.

No está claro cuántos hay como ella -personas blancas de clase media, partidarias de la venta libre de armas y en contra del aborto, republicanos convencidos y tradicionales- ni cómo afectarán al resultado de los comicios. Desde luego, podrían ser apenas unos pocos votantes, pero es una señal de alarma para la campaña de Trump.

En una contienda ajustada -especialmente en los estados en disputa- podrían marcar la diferencia.

En dos docenas de entrevistas con votantes en tres estados en disputa y Texas, varias personas hablaron de por qué no volverán a votar a Trump y cómo se sienten al dejar atrás una lealtad política que formaba parte de su identidad personal.

“Todo lo que pensaba que sabía ya no existe”, dijo Zach Berly, de 22 años y residente en Carolina del Norte. En la secundaria y la universidad participaba en clubes republicanos, y en 2016 votó con entusiasmo por Trump en sus primeras elecciones a la presidencia, algo que no repetirá en noviembre. “Tiene que haber otra solución. Ya ni siquiera sé qué soy”.

La base de Trump son votantes blancos de 45 años o más. Ese grupo sigue prestándole un firme apoyo, especialmente en zonas rurales. Según un estudio del Pew Research Center, las elecciones de 2018 mostraron un declive en el apoyo a los republicanos en suburbios, y si eso se mantiene en 2020 supone un espaldarazo para Biden.

Desde luego, Jensen no es un caso corriente. La tasa de aprobación de Trump entre los republicanos era del 86% en una encuesta reciente de Associated Press. Muchos siguen férreamente de su lado por los mismos motivos por los que ella se ha alejado: están de acuerdo con su política hacia la inmigración y su posición sobre el aborto, y aprecian su firmeza.

Pero tampoco está sola, y sigue siendo una republicana registrada. En todo el país, otras personas que votaron a Trump llegaron a las mismas conclusiones que ella: no es el la persona que pensaban.

La gente que cambiará su voto en 2016 señala diferentes momentos en los que se decidió. Para algunos, fue cuando Trump dio sus discurso de investidura. Para otros fue cómo se refirió a algunas naciones como “países de mie…” y cómo respondió al escándalo de Ucrania. Otros se alejaron en medio de las protestas contra el racismo en todo el país y de una pandemia que ha matado a más de 200,000 estadounidenses.

No hay un patrón claro entre las dos docenas de desencantados con Trump entrevistados. Son hombres y mujeres, jóvenes y mayores. Algunos son evangélicos que se oponen al aborto.

Dee Stoudemire es una secretaria legal retirada de 64 años. Vive en Jacksonville, Florida, y fue republicana toda su vida. Para ella, fue Siria. Cuando Trump decidió retirarse del país en contra de las recomendaciones de sus asesores militares, dejó de apoyarlo. “Eso fue la batiseñal para mí, no está escuchando a sus mandos militares. Cuando tienes un líder que no quiere escuchar y no escucha a sus mandos militares en asuntos internacionales, tienes un problema”.

Stoudemire señaló que la mayoría de sus amigos son republicanos. “No hablamos mucho de las elecciones. Porque nuestra amistad es demasiado importante. Saben cómo me siento. Lo que otros piensen de mí no es asunto mío”.

Casi todos los que hablaron con AP dijeron que habían tenido reparos a la hora de votar a Trump en 2016, pero lo hicieron de todos modos porque era una persona ajena a la política y dispuesta a transformar Washington.

“Estaba súper orgullosa ese día cuando salí de votar”, dijo Jensen, que votó a Trump en las primarias y en las elecciones generales de 2016. “De verdad pensaba que iba a secar el pantano, acabar con los políticos de carrera, un gobierno pequeño, ser un líder. Queríamos que todo cambiara”.

Su primera sospecha de que el mandatario no compartía sus valores fue cuando propuso a Betsy DeVos como secretaria de educación. A Jensen, que es bibliotecaria en una escuela secundaria, le pareció que DeVos no estaba cualificada para el puesto.

Pero hubo otras señales de alarma, como la costumbre de Trump de menospreciar a la gente. “Crecí con valores cristianos tradicionales, me molestaba cómo se burlaba de la gente”, dijo.

Durante el primer mandato de Trump, la opinión de Jensen en muchos temas empezó a cambiar. Empezó a leer medios noticiosos diferentes, buscar nuevas clases de libros. Veía MSNBC además de Fox News, y leyó obras de ficción sobre el viaje de inmigrantes mexicanos a Estados Unidos.

Finalmente decidió que Trump no había hecho su trabajo cuando más importaba, cuando llegó la pandemia. “No hizo nada para ayudarnos”, dijo.

Cuatro años después de votar a Trump, Jensen se sumó a un grupo de Facebook llamado “Expartidarios de Trump” y compartió tablas sobre prejuicios en los medios.

“Creo que soy más receptiva a los puntos de vista de otras personas. Creo que soy más abierta de mente. Creo que tenía una perspectiva estrecha antes, que yo pensaba que estaba bien. Ahora estoy más abierta a los puntos de vista de otras personas”, dijo.

Con información de The Associated Press (AP)

Internacional

Cerrará Walmart los 51 centros de salud

Walmart informó este martes que cerrará sus 51 centros de salud, así como sus operaciones de atención médica virtual, alegando que no lo considera como un modelo de negocio sostenible para continuar.

“La atención sanitaria es cara. Nos dimos cuenta de que el aumento de la mano de obra y el entorno de los costos operativos, al igual que con el reembolso, tanto públicos como privados, hizo difícil (gestionar el negocio) y, obviamente, tuvimos que cerrar”, dijo a Reuters Marilee McInnis, portavoz de Walmart.

La compañía dijo en un comunicado que esos desafíos crearon un entorno en el que vio una “falta de rentabilidad” que hizo que el negocio de atención “insostenible para nosotros en este momento”.

El mayor minorista del mundo espera cerrar los 51 centros de salud, que suelen estar situados junto a un Walmart Supercenter y albergan médicos y dentistas, en un plazo de 30 a 90 días, dijo McInnis. Las clínicas están repartidas por cinco estados, entre ellos Texas y Florida.

La compañía con sede en Bentonville lanzó el negocio de centros de salud en Georgia en 2019, ofreciendo atención primaria, atención dental, salud conductual, laboratorios y servicios de rayos X, audiología y telesalud.

Walmart declinó revelar las ventas que obtuvo de cada centro de salud o las pérdidas en las que podría incurrir por el cierre del negocio.

La empresa dijo que en su lugar se centrará en sus casi 4 mil 600 farmacias y más de 3 mil centros de visión ubicados dentro de sus tiendas que ofrecen muchos de los servicios que ofrecían sus centros de salud.

Las farmacias de Walmart, por ejemplo, ofrecen servicios clínicos como pruebas y tratamiento de enfermedades respiratorias como la gripe y los estreptococos, que también se ofrecían en los centros de salud.

Con información de Reuters

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Internacional

El Ejército israelí entrará a Rafah para eliminar los batallones de Hamás con o sin acuerdo de tregua: Netanyahu

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, dijo este martes que el Ejército israelí entrará en Rafah para eliminar a los cuatro batallones de Hamás que presuntamente quedan en el sur de la Franja de Gaza, “con o sin acuerdo” de tregua.

“Entraremos en Rafah y eliminaremos a los batallones de Hamás allí, con o sin acuerdo”, aseguró Netanyahu durante una reunión con familiares de secuestrados y víctimas del ataque del 7 de octubre.

Sus palabras llegan cuando Hamás estudia la última propuesta de tregua de los mediadores en El Cairo, y que contempla un alto al fuego de 40 días y la liberación de miles de presos palestinos a cambio de rehenes en Gaza, según medios israelíes.

“La idea de que pararemos la guerra antes de alcanzar todos los objetivos está fuera de toda discusión”, dijo el mandatario en la reunión, en alusión a las tres finalidades repetidas en estos casi siete meses de guerra: devolver a los rehenes, acabar con la fuerza militar de Hamás y lograr que Gaza deje de ser una “amenaza” para Israel.

Organizaciones internacionales y gran parte de la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, advirtieron de que una ofensiva contra Rafah supondría una catástrofe humanitaria aún mayor que la que ya están sufriendo los palestinos en el enclave, con escaso alimento, agua potable y un sistema sanitario devastado.

En Rafah viven 1.4 millones de gazatíes, la mayoría desplazadas de norte durante una guerra en la que ya han muerto más de 34 mil 500 personas en 207 días de ofensiva, donde cerca del 80% de la población sigue desplazada.

Algunos ministros ultraderechistas de la coalición de gobierno israelí sugirieron que podrían retirar su apoyo al Ejecutivo de colación de Netanyahu si el mandatario no da luz verde a la operación en Rafah, para la que el Ejército israelí diseño un supuesto plan de ofensiva ya a finales de febrero.

Con información de EFE

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Internacional

Expresidente uruguayo José Mujica anuncia que tiene un tumor en el esófago

José Mujica, expresidente de Uruguay (2010-2015), anunció este lunes en una rueda de prensa que tiene un tumor en el esófago.

“Necesito informarles que el viernes pasado concurrí al (centro hospitalario) Casmu a hacerme un chequeo en el cual se descubrió que tengo un tumor en el esófago, que es algo obviamente muy comprometido y que es doblemente complejo en mi caso, porque padezco una enfermedad inmunológica hace más de 20 años”, informó.

Agregó que esta le afectó -entre otras cosas- los riñones, lo que crea “obvias dificultades” para técnicas de quimioterapia o de cirugías.

“Todo eso lo están evaluando los galenos, haciendo análisis celular, cómo sigue esta historia. Yo les quiero transmitir que en mi vida más de una vez anduvo la parca rondando el catre, pero me siguió pastoreando todos estos años”, enfatizó el expresidente, quien apuntó que esta vez habrá que ver qué pasa.

Asimismo, dijo que mientras pueda seguirá militando junto a sus compañeros, fiel a su manera de pensar, y entretenido con sus verduras y sus gallinas.

“Mientras el rollo aguante voy a estar. Quiero agradecerles y transmitirle a los jóvenes de este país que la vida es hermosa y se gasta. El quid de la cuestión de triunfar en la vida es volver a empezar cada vez que uno cae. Y que si hay bronca, que la transformen en esperanza. Luchen por el amor”, enfatizó Mujica.

Finalmente, agregó que la única libertad que existe está en la cabeza y se llama “voluntad”.

“Si no la utilizamos no somos libres. Y esto hay que entenderlo. Este desafío lo tienen las nuevas generaciones. Y la vida es tan hermosa que no tiene sentido que la sacrifiquen por estupideces. Por lo demás, estoy agradecido y, al fin y al cabo, que me quiten lo bailado”, concluyó.

Con información de EFE

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