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¿Cuáles son los organismos autónomos y cuál es su importancia?

Últimamente se ha escuchado mucho sobre los organismos constitucionales autónomos, esto debido a la iniciativa de AMLO de quererlos borrar, pero ¿qué son y para qué sirven?
Según AMLO, el primer paso para armar una reforma fiscal es asegurando la austeridad del gobierno, por lo que buscará cepillar los órganos autónomos como el INAI, la CRE, el IFT y la Cofece, por lo que su gobierno apostará por una reforma administrativa para desaparecer los órganos.
Retrocediendo un poco en el tiempo, el filósofo francés Charles Louis de Secondat “Barón de Montesquieu”, explicó la importancia de la separación de los poderes del Estado, esto para evitar la concentración absoluta del poder.
Estas reflexiones sirvieron como marco para establecer los sistemas de gobierno de muchos países, incluido Francia tras su Revolución, llevando así con el tiempo al intento de perfección entre la separación de gobiernos y organismos autónomos constitucionales.
Como su denominación lo indica, estos organismos son creados dentro de la Constitución y son autónomos porque no dependen de un gobierno como tal, por lo que cuentan con sus propias reglas, presupuestos y organización.
Estos organismos forman parte del aparato de la función pública al servicio de la población, pero siendo autónomos de los gobiernos en turno.
¿Para qué sirven los organismos autónomos?
El principal objetivo de los organismos autónomos es conseguir el equilibrio en el poder y así frenar cualquier tipo de abusos que vengan desde el gobierno.
En México por ejemplo, la idea de estos organismos es que sean independientes de otros poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) a la vez de que cuenten con sus propias organizaciones operacionales, se autorregulen y propongan sus presupuestos para poder operar.
Estos organismos funcionan también como puente entre la ciudadanía y el Estado en caso de conflictos de interés.
La función central de los organismos autónomos es ser una especie de árbitro para la rendición de cuentas por parte de Gobierno y que este resuelva tareas específicas, pero sin los problemas del conflicto de interés.
Uno de estos ejemplos ha sido el INE, pues antes de 1990 era la Secretaría de Gobernación la que se encargaba de organizar las elecciones presidenciales, pero tras la polémica de la “caída del sistema” con la que Carlos Salinas de Gortari consiguió la presidencia, se planeó una nueva opción para las elecciones y en 1996 se formalizó el Instituto Federal Electoral (IFE), para convertirse después en el Instituto Nacional Electoral (INE).
Después nacieron el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
Dichos órganos tienen tareas específicas y especializadas, pero aún tienen detalles por mejorar, aunque esto no de pauta para su desaparición que llevaría a un fuerte retroceso.
