Economía
Estados Unidos y China reanudan negociaciones comerciales en Ginebra bajo presión por un acuerdo
Este domingo, delegaciones de Estados Unidos y China retomaron en Ginebra las tensas negociaciones para desactivar una guerra comercial que mantiene en vilo a los mercados globales. Las conversaciones, celebradas en la residencia del embajador suizo ante la ONU —un enclave discreto alejado de la prensa—, buscan allanar el camino hacia un posible desarme arancelario, tras meses de escalada con tarifas de hasta 145% para productos chinos y 125% para estadounidenses.
Claves del encuentro
- Los equipos: Por EE.UU., el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el representante de Comercio, Jamieson Greer; por China, el viceprimer ministro He Linfeng. La sorpresiva presencia del ministro de Seguridad Pública chino, Wang Xiaohong, sugiere que también se abordaría el tráfico de fentanilo, droga vinculada a la crisis de opioides en EE.UU.
- Primera jornada: 7 horas de reuniones el sábado, calificadas por el presidente Donald Trump como “muy buenas” y con “gran progreso”.
- Presión por resultados: Trump espera anuncios concretos este lunes para calmar a los mercados, que operarán bajo la sombra de estas negociaciones.
¿Qué está en juego?
- Aranceles: Se especula con una rebaja gradual mutua, aunque EE.UU. insiste en reducir su déficit comercial con China (USD 375.000 millones en 2024).
- Fentanilo: Trump vinculó los aranceles a China con el bloqueo de esta droga, que causa miles de muertes anuales en EE.UU.
- Tecnología y propiedad intelectual: Temas espinosos que podrían posponerse para una segunda fase.
Silencio chino, optimismo estadounidense
Mientras Pekín evita declaraciones oficiales, el Wall Street Journal reveló que la inclusión de Wang Xiaohong reflejaría la complejidad multisectorial del diálogo. Analistas advierten que, aunque un acuerdo parcial es probable, las diferencias estructurales persisten: “China no cederá en subsidios a industrias estratégicas”, señaló un experto a Reuters.
Impacto global
Las bolsas asiáticas y europeas monitorean cada señal desde Ginebra. Un fracaso podría desatar nueva volatilidad, mientras que un avance aliviaría a sectores como el automotriz y el agroindustrial.











