Cd. Juarez
Trump, construye megacampamento en Texas para 5,000 migrantes en medio de política de deportaciones masivas

El gobierno estadounidense avanza en la construcción de un masivo centro de detención migratoria en El Paso, Texas, con capacidad para 5,000 personas, según documentos oficiales revelados esta semana. El proyecto, financiado con $232 millones del Departamento de Defensa y adjudicado a la empresa Acquisition Logistics, forma parte de la estrategia del presidente Donald Trump para ampliar la capacidad de retención de migrantes adultos, en medio de su promesa de deportaciones masivas.
Detalles del “campamento de muros blandos”
La instalación, descrita en los contratos como de “muros blandos” –término que alude a estructuras temporales como carpas– se ubicará en terrenos de Fort Bliss, una base militar que abarca zonas de Texas y Nuevo México. A diferencia de otros centros, este estaría destinado exclusivamente a migrantes adultos, no a familias.
El anuncio llega semanas después de la apertura de otro polémico centro en Florida, apodado “Alligator Alcatraz” por su ubicación en una remota pista de aterrizaje rodeada de los pantanos de los Everglades.
Fondos récord para deportaciones
El proyecto se enmarca en la Ley de Presupuesto para la Frontera promulgada recientemente por Trump, que asigna $170 mil millones a medidas migratorias, incluidos $45 mil millones para la detención de indocumentados. Además, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) verá su financiamiento multiplicarse casi por diez: recibirá $76,500 millones en cinco años, frente a su presupuesto anual actual de $8 mil millones.
Paradójicamente, la expansión de la infraestructura de detención ocurre cuando los cruces ilegales en la frontera sur han caído a mínimos históricos, según datos oficiales. Analistas señalan que la medida anticipa una intensificación de las redadas y deportaciones, en línea con el discurso de campaña de Trump.
Críticas y preocupaciones
Organizaciones proinmigrantes han denunciado que los megacentros –como el de Texas– podrían derivar en hacinamiento y condiciones inhumanas, recordando las controversias por los niños separados de sus familias en 2018. “Es una máquina de detención con fines políticos, no una solución humanitaria”, afirmó un portavoz de la Coalición por los Derechos Migrantes.
Mientras el gobierno justifica las instalaciones como “necesarias para la seguridad nacional”, la comunidad latina y activistas se preparan para resistir lo que consideran una escalada sin precedentes en la política antiinmigrante de la actual administración.
