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Guerra abierta entre FIFA y FIFPRO: El choque por el bienestar de los futbolistas que divide al mundo del fútbol

La tensión entre la FIFA y la FIFPRO ha alcanzado niveles críticos, destapando una profunda división en el corazón del fútbol mundial. Lo que comenzó como discrepancias sobre la congestión del calendario se ha convertido en un choque frontal entre dos visiones antagónicas del deporte rey, con los jugadores profesionales como rehenes de esta lucha de poder.
FIFPRO ha lanzado un demoledor ataque contra la política de la FIFA, acusando al organismo rector de anteponer los beneficios económicos al bienestar de los futbolistas. En su cruzada, el sindicato internacional de jugadores señala con el dedo a Gianni Infantino, presidente de la FIFA, por enorgullecerse de récords de audiencia y venta de entradas mientras los atletas sufren condiciones extremas en competiciones como el reciente Mundial de Clubes. “El modelo de negocio de la FIFA está literalmente consumiendo la salud física y mental de los jugadores”, denuncia FIFPRO en un comunicado cargado de indignación.
La respuesta de la FIFA no se hizo esperar y llegó con una contundencia inusual. El organismo acusa a FIFPRO de hipocresía y de buscar más protagonismo mediático que soluciones reales. Según la FIFA, mientras ellos presentaban propuestas concretas para aliviar la saturación de partidos, el sindicato prefirió el camino de la confrontación pública. “Es lamentable que FIFPRO elija los titulares periodísticos en lugar del diálogo constructivo”, rezaba el comunicado oficial, que además exigió mayor transparencia sobre las finanzas y representatividad real del sindicato.
En el centro de esta tormenta se encuentra el cada vez más insostenible calendario futbolístico. La creación de nuevos torneos como el Mundial de Clubes ampliado y la próxima Copa del Mundo de 2026 con 48 equipos ha multiplicado la carga competitiva. Los datos médicos son alarmantes: las lesiones por fatiga acumulada han aumentado más del 30% en los últimos dos años según estudios independientes. Mientras tanto, en ligas menos privilegiadas, muchos jugadores ni siquiera reciben sus salarios con regularidad, un problema que FIFPRO ha denunciado repetidamente sin ver mejoras sustanciales.
Este enfrentamiento ocurre en un momento crucial para el fútbol global. Por un lado, la FIFA insiste en que sus reformas buscan proteger a los jugadores, incluyendo periodos de descanso obligatorios y mayor participación de los futbolistas en las decisiones. Por otro, FIFPRO y varios clubes importantes consideran estas medidas insuficientes para frenar la mercantilización extrema del deporte.
Analistas deportivos advierten que esta crisis podría tener consecuencias imprevisibles. Algunas ligas importantes ya estudian medidas drásticas, incluyendo la posibilidad de negarse a liberar jugadores para competiciones internacionales si no se reforma el calendario. Mientras los gigantes del fútbol intercambian acusaciones, los verdaderos afectados -los jugadores- continúan sometidos a una exigencia física sin precedentes, atrapados en una maquinaria que parece no tener freno.
