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Internacional

Budapest desafía al gobierno de Orbán con una multitudinaria Marcha del Orgullo prohibida

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Decenas de miles de personas, incluyendo políticos europeos y líderes sociales, desafiaron este sábado la prohibición del gobierno ultranacionalista de Viktor Orbán y llenaron las calles de la capital húngara en la Marcha del Orgullo LGTBIQ+ 2025, convirtiéndola en un acto de resistencia política y celebración de la diversidad.

Bajo el lema “La libertad y el amor no pueden ser prohibidos”, la manifestación arrancó en la céntrica plaza Deák con un ambiente festivo, aunque tensionado por la presencia policial y grupos opositores. Minutos después de iniciar, agentes bloquearon el recorrido original, intentando desviar la marcha, mientras un grupo de ultraderechistas se apostó en el puente de La Libertad —autorizados por el gobierno— para obstaculizar el paso.

Un acto convertido en resistencia

El alcalde progresista de Budapest, Gergely Karácsony, burló la prohibición gubernamental al incluir la marcha dentro de un evento municipal, evitando así requerir permiso. “No vamos a permitir que nos arrebaten el derecho a existir”, declaró ante la multitud.

La protesta ocurre bajo la sombra de una ley impulsada por el partido Fidesz de Orbán, que permite vetar actos públicos si “amenazan el desarrollo moral de los menores”. La policía húngara justificó la prohibición bajo este argumento, pese a que una encuesta de Publicus reveló que el 78% de los budapestinos rechaza la medida.

Solidaridad internacional y amenazas

La marcha contó con la presencia de figuras como la vicepresidenta española Yolanda Díaz y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, quienes viajaron expresamente en apoyo al colectivo LGTBIQ+ húngaro. “Esto no es solo sobre Hungría, es sobre la defensa de los derechos humanos en toda Europa”, afirmó Díaz.

Orbán había advertido con multas de hasta 500 euros para los participantes, pero la advertencia no disuadió a la multitud. Mientras, grupos religiosos y ultranacionalistas increparon a los manifestantes con consignas como “¡Dejen la homosexualidad!”, en un clima polarizado pero sin violencia mayor.

El doble rasero de las autoridades

Criticado por la Comisión Europea, el gobierno húngaro no solo prohibió el Orgullo, sino que autorizó una contramanifestación de extrema derecha en el mismo recorrido. Para analistas, el mensaje es claro: Orbán usa la agenda LGTBIQ+ como chivo expiatorio en su cruzada ultraconservadora, mientras Bruselas evalúa sanciones por violaciones a los valores democráticos.

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