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¿Cómo era México en el periodo prehistórico?
El periodo que abarca desde la aparición de los primeros seres humanos hasta la invención de la escritura es conocido como la prehistoria. En el caso de México, este lapso, también llamado “prehispánico”, va desde alrededor del 30,000 a.C. hasta la llegada de los españoles en 1521, con la escritura desarrollada por los olmecas hacia el 900 a.C. Durante este extenso periodo, el territorio mexicano experimentó cambios climáticos, erupciones volcánicas y la evolución de comunidades que sentaron las bases de las grandes civilizaciones mesoamericanas.
Primeros pobladores y el avance hacia la agricultura
Se estima que las primeras migraciones hacia el continente americano ocurrieron alrededor del 14,000 a.C. Los grupos que atravesaron el estrecho de Bering y llegaron a América del Norte incluyeron al pueblo Clovis, cuyo asentamiento en lo que hoy es México dejó evidencia de una existencia que se extendió a través de Baja California, Sonora y hasta el centro del país. Con el tiempo, estos primeros habitantes desarrollaron la agricultura, un cambio trascendental que inició hace entre 9,000 y 10,000 años y que marcaría el camino hacia la formación de sociedades complejas.
Erupciones volcánicas y mitología en la vida prehispánica
El México prehistórico también fue un escenario de grandes erupciones volcánicas que, además de moldear el paisaje, influyeron profundamente en la cosmovisión de las comunidades. Los antiguos habitantes de Mesoamérica consideraban a los volcanes como seres vivos y dioses poderosos que afectaban las cosechas y el clima. Estas creencias en torno a las fuerzas naturales ayudaron a consolidar un sistema cultural y de organización social que perduró por siglos.
Hallazgos prehistóricos y arte rupestre
Entre los vestigios más antiguos de esta época se encuentran los restos de mamuts hallados en Xochinahuac, Azcapotzalco, durante la construcción de la línea 6 del Metro. Estos fósiles datan del Pleistoceno superior, hace aproximadamente entre 18,000 y 14,000 años. Además, existen restos arqueológicos del pueblo Clovis, con una antigüedad de más de 13,000 años, que se han encontrado en estados como Baja California, Sonora y Chihuahua.
También se han hallado restos humanos de gran antigüedad en sitios como el Peñón de los Baños, donde en 1881 se descubrieron los restos de un hombre y una mujer que vivieron hace aproximadamente 12,700 años. Posteriormente, en 1953, en Aztahuacan, Iztapalapa, se encontraron los restos de dos hombres y una mujer, que datan de hace unos 10,000 años.
El arte rupestre es otro testimonio notable de la presencia humana en el México prehistórico. Entre las pinturas más antiguas y famosas se encuentran las de la Sierra de Guadalupe en Baja California Sur, con una antigüedad estimada de 7,500 años. Esta forma de expresión se extiende por el territorio nacional, y en casi todos los estados se pueden encontrar pinturas y petroglifos que reflejan las primeras manifestaciones culturales y rituales de los antiguos habitantes de México.
Dinosaurios y otros fósiles
Aunque los dinosaurios desaparecieron millones de años antes de la llegada de los primeros seres humanos, México fue hogar de diversas especies prehistóricas. En el territorio se han encontrado restos de dinosaurios como el gorgosaurio, un carnívoro de gran tamaño, así como de otras especies más pequeñas, como el kritosaurio (conocido como “dinosaurio pico de pato”) y el centrosaurio, similar al triceratops. La actividad paleontológica en los desiertos del norte de México ha revelado además fósiles de criaturas marinas, vestigios de épocas en que esta zona estuvo sumergida bajo el océano.
El salto a la civilización: la escritura y las grandes culturas
Con la aparición de la escritura por los olmecas, hacia el 900 a.C., las sociedades prehistóricas de México entraron en la historia. La agricultura fue el pilar de los asentamientos organizados, permitiendo el surgimiento de complejas estructuras sociales y la construcción de grandes ciudades, como Teotihuacan y Monte Albán. Estas culturas adoraban a las potencias de la naturaleza y erigieron templos dedicados a dioses de la lluvia, el sol y la tierra.
Así, la historia de México se fue construyendo a lo largo de milenios, pasando de los primeros habitantes nómadas y sus pinturas rupestres hasta las imponentes civilizaciones que habitaron Mesoamérica. Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, el México prehispánico se transformó radicalmente, pero sus raíces continúan presentes en la cultura y el territorio, como recordatorios de una historia milenaria.








