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Internacional

Estados Unidos clasifica al fentanilo ilícito como “arma de destrucción masiva” y moviliza al aparato de seguridad nacional

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El presidente Donald Trump firmó este martes una orden ejecutiva que reclasifica al fentanilo ilícito y a su principal precursor químico, la 4-piperidona, como “armas de destrucción masiva”, en un movimiento sin precedentes que traslada el combate a esta droga del ámbito de la salud pública al de la seguridad nacional y abre la puerta a la participación militar.

La medida, anunciada por la Casa Blanca, redefine estratégicamente la crisis de opioides que ha cobrado cientos de miles de vidas en Estados Unidos. En un comunicado, la administración Trump justificó la decisión al afirmar que “el fentanilo ilícito se asemeja más a un arma química que a un narcótico”. El documento advierte además sobre “la posibilidad de que el fentanilo se utilice como arma para ataques terroristas concentrados a gran escala por parte de adversarios organizados”, lo que constituiría, a su juicio, “una grave amenaza para Estados Unidos”.

Consecuencias jurídicas y financieras inmediatas

La orden ejecutiva activa un mecanismo de consecuencias legales y económicas de amplio alcance:

  • Judicial: Otorga facultades a la Fiscalía General para incrementar los cargos penales y modificar –para aumentar– las sentencias en contra de personas ya procesadas por tráfico de fentanilo.
  • Financiera: Ordena al Secretario de Estado y al Secretario del Tesoro rastrear y atacar los activos financieros de todos los involucrados en su tráfico. Las “acciones apropiadas” podrían extenderse incluso a las instituciones financieras que faciliten o no prevengan estas transacciones.

Movilización del aparato de seguridad y defensa

La reclasificación implica una coordinación sinérgica entre agencias que tradicionalmente operan en esferas separadas:

  • Participación militar: El decreto instruye al Departamento de Defensa y al Departamento de Justicia a establecer protocolos conjuntos para actuar en caso de que se declare una “situación de emergencia” relacionada con un arma de destrucción masiva. En la práctica, esto hará “muy probable” que el Ejército provea recursos de seguridad nacional al Departamento de Justicia.
  • Actualización de protocolos: La orden pide específicamente al Secretario de Defensa que actualice sus directivas de respuesta a incidentes químicos para incluir formalmente la amenaza del fentanilo, en consulta con el Departamento de Seguridad Nacional.
  • Inteligencia ampliada: La Seguridad Nacional redirigirá y potenciará sus capacidades de inteligencia, utilizando recursos y metodologías diseñadas para la detección de amenazas con armas de destrucción masiva, con el fin de identificar y desmantelar redes de contrabando.

Este cambio de paradigma marca un giro radical en la estrategia estadounidense para enfrentar la epidemia de opioides, situándola ahora en un marco bélico y de seguridad nacional que promete una respuesta más dura.