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Salud

La enfermedad boca-mano-pie: lo que debe saber sobre esta infección viral infantil

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La enfermedad boca-mano-pie, una infección viral que afecta predominantemente a niños menores de diez años, se ha convertido en un motivo de consulta pediátrica frecuente, especialmente en temporadas de calor y comienzos del ciclo escolar. Causada principalmente por el virus Coxsackie A16, aunque otros enterovirus también pueden provocarla, esta enfermedad se caracteriza por su alta capacidad de contagio pero generalmente evoluciona de forma favorable en un plazo de siete a diez días.

Cuadro clínico y período de incubación

Entre tres y seis días después del contacto con el virus –período conocido como incubación– comienzan a manifestarse los síntomas característicos: fiebre, dolor de garganta, malestar general y la aparición de pequeñas llagas dolorosas en la boca, lengua y amígdalas, acompañadas de un sarpullido en palmas de las manos, plantas de los pies y ocasionalmente en glúteos o área genital.

“Los niños pequeños suelen presentar irritabilidad y pérdida del apetito debido a las molestias causadas por las lesiones bucales”, explicó un especialista en pediatría consultado para este artículo.

Mecanismos de transmisión

La propagación del virus ocurre con facilidad en entornos donde conviven niños, como guarderías, escuelas y parques infantiles. Las principales vías de contagio incluyen:

  • Contacto directo con personas infectadas
  • Exposición a secreciones nasales y saliva
  • Contacto con el líquido de las ampollas
  • Manipulación de objetos y superficies contaminadas (juguetes, cubiertos, mesas)
  • Exposición a heces infectadas, especialmente durante el cambio de pañales

“El mayor riesgo de contagio se presenta durante la primera semana de la enfermedad, aunque el virus puede permanecer en el organismo durante varias semanas después de la desaparición de los síntomas”, agregó el especialista.

Manejo y recomendaciones

Al no existir un tratamiento antiviral específico, el manejo se centra en aliviar los síntomas:

  • Mantener una adecuada hidratación con líquidos fríos
  • Evitar alimentos ácidos o picantes que puedan aumentar el dolor en las llagas bucales
  • Administrar medicamentos para controlar la fiebre y el dolor, bajo supervisión médica
  • Guardar reposo en casa para evitar la propagación del virus

Los pediatras recomiendan buscar atención médica si el niño presenta signos de alarma como fiebre alta persistente, dificultad para tragar líquidos, señales de deshidratación (boca seca, ausencia de lágrimas, disminución en la frecuencia urinaria) o si no se observa mejoría después de diez días.

La prevención resulta fundamental, con medidas como el lavado frecuente de manos, la desinfección regular de superficies y objetos de uso común, y el aislamiento temporal de los niños afectados hasta que remitan los síntomas agudos.

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