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México acelera plan para cumplir con entrega de agua a Estados Unidos ante temor de escalada en disputa comercial

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El gobierno mexicano está acelerando un plan para incrementar el envío de agua a Estados Unidos, en medio de crecientes tensiones por el incumplimiento parcial de un tratado bilateral de 1944 y el temor a que el presidente Donald Trump lleve el conflicto a la mesa de negociaciones comerciales, según fuentes cercanas al asunto.

El tratado y la deuda hídrica

El acuerdo binacional, firmado hace 81 años, establece que México debe entregar anualmente 1.75 millones de acres-pie de agua del Río Bravo a EE.UU. en ciclos quinquenales. Sin embargo, datos de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) revelan que, a cinco meses de vencer el plazo (octubre 2025), el país sólo ha cumplido con el 30% de su obligación.

La sequía histórica que afecta a México, agravada por el cambio climático, ha sido el argumento oficial para justificar el retraso. No obstante, legisladores republicanos de Texas —encabezados por el gobernador Greg Abbott— han acusado al país de “incumplimiento crónico” y exigen acciones legales.

El fantasma de las represalias comerciales

Con las relaciones bilaterales ya tensionadas por migración, seguridad y aranceles, el agua podría convertirse en un nuevo frente de conflicto. Fuentes mexicanas consultadas por este medio expresaron preocupación por que Trump vincule el tema al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), e incluso amenace con revisar cláusulas comerciales.

“Se ha politizado. Hay temor de que EE.UU. use esto como moneda de cambio”, admitió una fuente gubernamental bajo anonimato. Otra añadió que México busca un acuerdo “en las próximas semanas” para evitar que el tema contamine las negociaciones, pero advirtió: “No podemos entregar agua que no existe”.

La estrategia federal: extraer agua de los estados

Según seis fuentes, el gobierno federal evalúa aplicar una polémica enmienda al tratado —aprobada en 2023— que le permitiría extraer recursos hídricos adicionales de estados como Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y Tamaulipas, clave para la producción agrícola y ganadera.

Esta medida ya genera resistencia. Mario Mata, director del Consejo del Agua de Chihuahua, confirmó que analizan acciones legales: “Para nosotros, entregar más agua equivale a un golpe económico insostenible”. El senador opositor Mario Vázquez (PAN) fue más allá: “Es condenar a la población a la escasez”.

Antecedentes violentos y riesgo de escalada

El fantasma de la represión de 2020, cuando una mujer murió por disparos de la Guardia Nacional durante protestas por el desvío de agua en la presa de Boquilla (Chihuahua), añade dramatismo al escenario.

Mientras la presidencia mexicana insiste en que “se cumplirá el tratado progresivamente”, la presión aumenta: Texas explora demandas, y el norte de México se moviliza para proteger sus reservas.

Con la fecha límite acercándose y la sequía persistente, la disputa por el agua podría convertirse en la próxima crisis binacional.

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