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México activa protocolo de interceptación tras incursión no autorizada de avión militar de EU en su espacio aéreo

El pasado 3 de febrero, un avión militar de la Fuerza Aérea de Estados Unidos ingresó al espacio aéreo controlado por México en la región de Mazatlán sin contar con un plan de vuelo autorizado, lo que llevó a las autoridades mexicanas a activar el protocolo de interceptación aérea establecido en la Ley de Protección del Espacio Aéreo Mexicano. Este incidente ha generado tensiones entre ambos países y ha puesto en evidencia los desafíos en la coordinación de la seguridad aérea en la región.
De acuerdo con la Ley de Protección del Espacio Aéreo Mexicano, promovida durante el mandato del expresidente Andrés Manuel López Obrador, cualquier vuelo no autorizado o clandestino en el espacio aéreo nacional debe ser interceptado. El artículo 21 de esta ley establece que el Centro Nacional de Vigilancia y Protección del Espacio Aéreo (CENAVI) debe activar el protocolo de interceptación cuando detecte un vuelo no autorizado, ya sea por sus propios medios o al ser informado por los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM).
Fue precisamente el SENEAM el que alertó al CENAVI sobre la presencia de una aeronave no identificada en el espacio aéreo controlado por la región de Mazatlán. Según informó la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), el avión, identificado como un Boeing RC-135 V de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, operaba a una altitud de 32,525 pies, en una zona donde cruzan varias aerovías, lo que representaba un riesgo potencial para el tránsito aéreo civil.
Un vuelo en aguas grises
Aunque la SEDENA afirmó inicialmente que el avión se encontraba sobre aguas internacionales, expertos en control de tránsito aéreo y cartas de navegación han señalado que la zona donde operaba la aeronave es parte del espacio aéreo mexicano. José Covarrubias, secretario general del Sindicato de Controladores de Tránsito Aéreo (SINACTA), explicó que el área en cuestión está bajo la jurisdicción del Centro de Control de Mazatlán y que, por lo tanto, el vuelo debió contar con un plan de vuelo autorizado y haberse coordinado con las autoridades mexicanas.
“Es espacio aéreo mexicano. Lo podemos ver en las cartas de navegación. No teníamos plan de vuelo, no teníamos información de que se estaba operando, no se reportó con las áreas de tránsito aéreo”, destacó Covarrubias.
El Boeing RC-135 V es una aeronave de reconocimiento con capacidad para interceptar comunicaciones, lo que ha levantado sospechas sobre el propósito de su misión. Aunque no se han proporcionado detalles sobre las razones de su incursión, el hecho de que no contara con la autorización necesaria ha sido interpretado como una violación a la soberanía aérea de México.
La división del espacio aéreo mexicano
El espacio aéreo mexicano está dividido en cuatro regiones de información de vuelo (FIR, por sus siglas en inglés): Mérida, Monterrey, México y Mazatlán. Estas regiones se subdividen en espacio aéreo controlado y no controlado. Para operar en el espacio aéreo controlado, como es el caso de la zona donde voló el RC-135 V, es obligatorio presentar un plan de vuelo y coordinar con las autoridades correspondientes.
El artículo 23 de la Ley de Protección del Espacio Aéreo Mexicano establece que, en caso de alertamiento aéreo, los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano deben segregar el espacio aéreo para garantizar la seguridad de las aeronaves involucradas en la interceptación. Además, se debe notificar de manera simultánea a la autoridad aeronáutica y a los servicios de navegación.
Este incidente no es el primero de su tipo, pero ha reavivado las tensiones entre México y Estados Unidos en materia de seguridad aérea. Aunque el gobierno mexicano ha solicitado explicaciones a Washington, expertos señalan que este tipo de situaciones no son inusuales, especialmente en zonas cercanas a las fronteras.
