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Primera muerte humana vinculada al gusano barrenador en México
Las autoridades sanitarias confirmaron hoy el primer fallecimiento en México relacionado con el gusano barrenador, aunque enfatizaron que la causa primaria de muerte fueron complicaciones de un cáncer que la paciente padecía desde hace diez años. La víctima, una mujer de 86 años residente en Chiapas, presentaba un cuadro médico complejo que incluía carcinoma epidermoide invasivo en etapa avanzada e hipertensión arterial sistémica, además de la infección por miasis causada por el parásito.
El caso, aunque aislado, ha generado preocupación entre las autoridades sanitarias y la comunidad médica. Según el reporte oficial, la paciente recibió tratamiento oportuno contra la infección parasitaria, el cual fue considerado exitoso, permitiéndole continuar con su tratamiento oncológico. Sin embargo, su condición de salud preexistente y avanzada terminó por complicar su pronóstico.
Este lamentable suceso ocurre en medio de una crisis sanitaria que afecta particularmente al sureste mexicano y que ha tenido importantes repercusiones económicas. Apenas el pasado 4 de julio, Estados Unidos había autorizado una reapertura parcial de la frontera al ganado bovino mexicano, decisión que fue revertida el 9 de julio tras detectarse un nuevo caso del parásito en Chiapas. Este vaivén comercial ha generado tensiones diplomáticas y ha puesto en entredicho las declaraciones previas del gobierno mexicano sobre el control de la plaga.
Expertos en salud animal han expresado su preocupación por este caso humano, señalando que aunque se trata de una paciente inmunodeprimida, la infección sugiere que la propagación del parásito podría ser más amplia de lo reportado oficialmente. “La aparición de un caso humano, incluso en circunstancias especiales, siempre es una señal de alarma que requiere reforzar los sistemas de vigilancia epidemiológica”, explicó el Dr. Ernesto Sánchez, especialista en parasitología del Colegio de la Frontera Sur.
En respuesta a esta situación, las autoridades mexicanas han anunciado medidas urgentes que incluyen la intensificación de campañas de fumigación en los estados más afectados, la implementación de nuevos controles sanitarios en unidades médicas rurales y la programación de una reunión de emergencia con sus contrapartes estadounidenses para revisar los protocolos sanitarios bilaterales.
El sector ganadero, por su parte, continúa sufriendo las consecuencias económicas de este brote. Según estimaciones de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas, las pérdidas acumuladas desde junio superan los 3,800 millones de pesos, una cifra que podría aumentar si no se logra controlar rápidamente la propagación del parásito.











