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Trump arremete contra Stephen Colbert y exige censura televisiva en Navidad
En un arranque de ataques personales y reclamos de censura en vísperas de la Navidad, el presidente de Estados Unidos Donald Trump volvió a dirigir su artillería retórica contra los medios, esta vez centrándose en el presentador de televisión Stephen Colbert y en las cadenas que albergan programas críticos con su gestión.
La chispa que encendió la polémica fue el reciente anuncio de que “The Late Show with Stephen Colbert” finalizará sus emisiones en 2026. Trump aprovechó la noticia para lanzar un virulento mensaje en sus redes sociales, describiendo a Colbert como “un desastre patético, sin talento” y acusándolo de basar su humor en “el odio y la ira”. En un tono particularmente agresivo, lo calificó de “muerto viviente” y sugirió que la cadena CBS debería “‘dormirlo’, ¡AHORA!”, alegando que sería “lo humanitario”.
Un ataque que trasciende lo personal
Pero la diatriba no se limitó al presentador. Trump escaló su retórica al cuestionar la legitimidad misma de los canales que critican su figura. En una publicación que raya en la amenaza a la libertad de prensa, escribió: “Si los noticieros de las cadenas y sus programas nocturnos son casi 100% negativos para el presidente Donald J. Trump, MAGA y el Partido Republicano, ¿no deberían cancelarse sus valiosas licencias de transmisión? ¡Yo digo que sí!”.
Esta declaración refleja una estrategia recurrente del presidente: responder a la crítica no con debate, sino exigiendo su silenciamiento. La sugerencia de revocar licencias de transmisión —un poder regulatorio federal— por contenido político adverso representa una postura radical que ha generado alarma entre defensores de la Primera Enmienda.
El contexto: una guerra permanente contra los medios
El ataque a Colbert sustituye temporalmente a Jimmy Kimmel, otro frecuente blanco de Trump, en el centro de sus invectivas. Estos episodios reiteran la relación conflictiva y simbiótica entre el expresidente y la televisión nocturna, donde los monólogos de los presentadores han encontrado en Trump una fuente inagotable de material, y él ha utilizado sus ataques para consolidar su narrativa de ser víctima de un “establishment” mediático hostil.
La polémica navideña subraya una constante en la política estadounidense: la capacidad de Trump para desviar la atención mediática y definir la agenda pública, incluso en días festivos, mediante declaraciones incendiarias que fusionan el ataque personal con la confrontación institucional.








