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Rusia, obligada a buscar refuerzos ante las graves pérdidas en el Donbás

Las grandes pérdidas de las tropas rusas, que según el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, superarán próximamente las 40,000 bajas, obligan al mando ruso a enviar refuerzos a Ucrania e implicar nuevos grupos tácticos en su afán de tomar el Donbás.

“Las pérdidas de Rusia podrían superar el junio las 40,000. No habían sufrido tantas bajas en ninguna guerra durante décadas”, afirmó en un mensaje de vídeo difundido en la madrugada del lunes.

Una cifra difícil de contrastar debido al empecinado silencio del mando ruso, que no ha vuelto a dar cifras de bajas en sus filas desde que el 25 de marzo reconociera 1,351 soldados muertos en la campaña militar.

Según el presidente ucraniano, “el objetivo táctico clave de los ocupantes no ha cambiado: mantienen su presión en Severodonetsk, donde la batalla por cada metro es feroz”, señaló, al indicar que el Ejército ruso también avanza en las direcciones de Lisichansk, Bakhmut y Sloviansk.

“El ejército ruso está tratando de desplegar fuerzas de reserva en el Donbás. ¿Pero de qué reservas pueden hablar ahora?”, preguntó.

Según el mandatario, los rusos intentarán “lanzar a la batalla a los reclutas mal entrenados y a los que fueron reunidos por medio de movilizaciones encubiertas”.

Un punto de vista que comparte con la inteligencia militar de Reino Unido, según la cual Rusia “prepara unidades adicionales de combate para su emplazamiento en Ucrania”.

“En las últimas semanas (…) comenzaron los preparativos para el emplazamiento de un tercer batallón. Habitualmente en las operaciones participan no más de dos de tres batallones al mismo tiempo”, constató la inteligencia británica, al observar que el tercer batallón “a menudo no está conformado completamente”.

Algo que obligaría a los rusos a implicar reclutas o reservistas movilizados para participar en los combates en Ucrania, algo que el mando ruso ha negado en varias ocasiones e incluso sancionó a una docena de oficiales por el envío de unos 600 reclutas al frente.

Mientras, según la inteligencia británica, “Rusia aprovecha su ventaja en el balance de fuerzas y artillería para tomar paulatinamente territorios en Severodonetsk y sus alrededores”.

El jefe de la administración militar de Lugansk, Serhiy Gaidai, reconoció esta mañana que el territorio de la planta química Azot, el último reducto de los defensores de Severodonetsk, es “fuertemente bombardeado por la artillería enemiga de gran calibre”.

Rusia, obligada a buscar refuerzos ante las graves perdidas en el Donbás

Según el funcionario, en la planta están bloqueados cerca de 500 civiles, 40 de los cuales son menores de edad.

“La evacuación masiva y la entrega de ayuda humanitaria son imposibles debido a los ataques. Los militares logran sacar unas pocas personas cada día”, afirmó.

Y aunque continuó negando que los defensores de la planta estén acorralados por las fuerzas rusas, reconoció que “los refugios no son tan fuertes como los de Azovstal”, la acería de Mariúpol en la que se atrincheraron varios miles de militares ucranianos durante casi dos meses antes de entregarse.

Respecto a Lisichansk, la ciudad vecina a Severodonetsk y el próximo objetivo de los rusos en su camino a Sloviansk y Kramatorsk, los principales bastiones ucranianos en la región de Donetsk, Gaidai denunció que estos “han intensificado los ataques con armas de gran calibre, la ciudad se somete diariamente a destrucción”.

Mientras, el “embajador” en Rusia de Lugansk, Rodión Miroshnik, adelantó que el ataque a esta ciudad “sucederá en breve”.

“El principal ataque a Lisichansk probablemente se lleve a cabo junto al ataque a Siversk para no permitir a nadie la retirada del cerco en dirección a Sloviansk”, escribió en su canal de Telegram.

Lento pero seguro, el Ejército ruso continúa -gracias a su superioridad técnica- su avance en el Donbás, donde ha centrado todos sus esfuerzos, ante lo cual Kiev insiste en la importancia de recibir más armas occidentales.

El asesor de la Presidencia ucraniana, Mykhailo Podolyak, afirmó que el país necesita al menos “1,000 obuses calibre 155 milímetros; 300 sistemas de lanzamiento de cohetes; 500 tanques; 2,000 vehículos blindados; 1,000 drones” para lograr la paridad de armas pesadas con Rusia y liberar los territorios ucranianos ocupados.

Por su parte, el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Reznikov arremetió contra Occidente, al que acusó de no ofrecer apoyo suficiente a su país.

“O el mundo no comprende para nada lo que sucede, o lo comprende pero ya se cansó y está dispuesto a resignarse a la idea de que todos los días mueren ucranianos”, denunció.

El titular de Defensa aseveró que “necesitamos ayuda rápido, porque cada día de trabas se mide en sangre de ucranianos”, y no ocultó su decepción ante la falta de voluntad de sus homólogos de Francia y alemania para acelerar la entrega de Armas a Ucrania.

Con información de EFE

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¿Qué es la Marea Roja?

La marea roja es un fenómeno que suele ocurrir en los océanos que tocan tierra mexicana, por lo que hay consecuencias para la salud de las personas que hay que tomar en cuenta.

Pero, ¿qué es la marea roja?

La marea roja es un fenómeno cíclico que tiene que ver con el movimiento del agua del océano generado principalmente por las corrientes, las cuales se les conoce como “surgencias”, ;as cuales son un movimiento de aguas profundas más frías que llegan a la superficie y que se origina por la interacción de los vientos y la rotación de la Tierra, pero también tiene que ver con la temperatura.

Este fenómeno ocurre por lo general durante la época de lluvias que generan movimientos entre ríos y arroyos, lo que causa que los océanos reciban grandes depósitos de agua con elevadas concentraciones de fósforo, calcio, carbono y nitrógeno, por lo que se convierte en un ambiente propicio para microorganismos productores de toxinas en el mar.

Estos organismos, como el fitoplancton, se alimentan de otros organismos como el zooplancton, que a su vez también son alimentos de crustáceos y moluscos que sirven como comida para algunos tipos de peces, mismos que también son para el consumo humano.

Ahora, si el humano consume pescados y mariscos contaminados por microorganismos, estos pueden sufrir problemas de salud como disenterías y diarrea, hasta ocasionar incluso una parálisis en rostro y cuerpo.

También las toxinas ingeridas pueden terminar en el sistema neuronal, causando pérdida de memoria y afectar el sistema cognotivo.

Es por estas razones por las que las autoridades de salud piden a las personas que no consuman especies marinas durante esta temporada, en especial si estas son crudas, pues es probable que los tejidos de estos animales tengan toxinas que dañen a los humanos.

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¿Cuál es la temperatura máxima que soporta el cuerpo humano?

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó sobre una segunda ola de calor que afectará a varios estados del país, por lo que la dependencia advirtió sobre posibles golpes de calor que pueden afectar a las personas.

Ante esta advertencia surge la duda, ¿cuál es la temperatura máxima que soporta el cuerpo humano?

De acuerdo a una investigación de Lewis Halsey de la Universidad de Roehampton, Inglaterra, la temperatura máxima a la que el cuerpo humano ya no se puede autorregular está entre los 40 y los 50 grados centígrados, por lo que el cuerpo humano puede soportar temperaturas máximas de 39 grados centígrados.

Según indica este estudio, una vez que el cuerpo alcanza esas temperaturas máximas se experimenta el “estrés, provocando náuseas, mareos, confusión, dolor de cabeza y desmayos.

Para conocer este resultado, se llevó a cabo un experimento en el año 2021 en el cual participan cuatro hombres y tres mujeres, esto con la finalidad de conocer el aumento de la tasa metabólica, el proceso con el que se mide que tanta energía consume el ser humano para seguir funcionando.

Ante esto, los resultados arrojaron que con cada persona el experimento fue diferente, pues su reacción al calor varió dependiendo a su edad, sexo y si se padecía algún trastorno médico, pues en algunas personas la tasa metabólica no aumentó a los 40 grados, pero si a los 50.

Con esto la investigación se enfocó en analizar el intervalo de temperaturas en el que la tasa metabólica (o sea la cantidad de energía mínima que necesita el cuerpo para realizar funciones básicas) puede seguir controlando la temperatura de nuestros órganos vitales sin consumir grandes cantidades de energía, a lo que se conoce como temperatura central.

Ahora, si el cuerpo humano llega a su temperatura máxima esto puede causar varios efectos peligrosos para la salud, llegando incluso a la muerte.

“Las proteínas del cuerpo empiezan a desnaturalizarse: dejan de funcionar, y los impulsos nerviosos no funcionan tan bien. El sistema nervioso es menos eficaz, y eso es integral para el cuerpo“, explica el científico y agrega que igual comenzaría a afectar al corazón.

“Si eso genera una arritmia y el corazón no bombea sangre con la misma eficacia por todo el cuerpo porque está ‘desincronizado’, eso podría causar niveles bajos de oxígeno. Si los niveles de oxígeno en el cerebro están indefensos, entonces tienes un verdadero problema“, indicó por último.

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Se disparan indicadores del cambio climático

Según la Organización Meteorológica Mundial, el año pasado registró un alarmante incremento en los indicadores del cambio climático: emisiones de gases de efecto invernadero, aumento de la temperatura y del nivel del mar, acidificación de los océanos, disminución de la capa de hielo de la Antártida y derretimiento de los glaciares. Este año, continúa la tendencia preocupante, con temperaturas del mar persistentemente elevadas, confirmando las predicciones de los científicos climáticos.

Francisco Estrada Porrúa, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, advierte que este fenómeno, aunque esperado, está progresando a un ritmo sorprendente. El aumento de temperatura, exacerbado por eventos climáticos extremos como El Niño, representa una amenaza inminente, acercándonos peligrosamente al límite crítico establecido por el Acuerdo de París.

La principal causa del cambio climático sigue siendo la masiva emisión de gases de efecto invernadero por actividades humanas. Estrada Porrúa subraya que este fenómeno complica enormemente los desafíos globales, como el hambre cero, al afectar la producción agrícola y la biodiversidad. En México, el impacto es evidente: la temperatura ha aumentado a un ritmo alarmante, afectando la disponibilidad de recursos hídricos y provocando cambios significativos en los patrones de lluvia.

El informe “Estado y perspectivas del cambio climático en México: un punto de partida”, publicado por el Programa de Investigación en Cambio Climático y el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, revela que el país se está calentando a un ritmo más acelerado que el promedio mundial, con consecuencias devastadoras para la agricultura, la biodiversidad y la economía.

Las ciudades, especialmente, sufren los impactos combinados del calentamiento global y el calentamiento local causado por la urbanización. Estrada Porrúa destaca que urbes como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey enfrentarán pérdidas económicas significativas debido a este fenómeno.

Sin embargo, revertir o controlar el cambio climático es un desafío complejo. Estrada Porrúa enfatiza que, aunque se pueden mitigar los efectos, no existe una solución definitiva. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es fundamental, pero las tendencias actuales muestran un aumento preocupante en estas emisiones, tanto a nivel global como en México.

El investigador advierte sobre la urgencia de tomar medidas más serias frente al cambio climático. A pesar de los esfuerzos de investigación, persisten lagunas de información y falta de recursos para abordar adecuadamente este problema. Los desastres naturales extremos, como el huracán Otis, son solo un ejemplo de las consecuencias devastadoras que podemos esperar si no actuamos con determinación.

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