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China evacúa a 400 mil personas ante la inminente llegada del supertifón Ragasa

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La ciudad de Shenzhen, uno de los principales centros tecnológicos de China con una población estimada en 17 millones de habitantes, se prepara para el impacto del supertifón Ragasa, considerado por las autoridades como el fenómeno meteorológico más severo que ha amenazado la región desde 2018. Ante su inminente llegada, las autoridades locales han anunciado un plan de evacuación preventiva para unas 400 mil personas que residen en zonas de alto riesgo.

Según informó el Centro Meteorológico Nacional de China, se han activado protocolos de emergencia y planes específicos de respuesta ante desastres. Las evacuaciones se concentrarán en áreas vulnerables a inundaciones, deslizamientos de tierra y daños estructurales, mientras continúa el monitoreo constante de la evolución del tifón.

Ragasa, el decimoctavo tifón que afecta a China este año, cruzará este lunes el estrecho de Bashi —ubicado entre Taiwán y Filipinas— para luego internarse en el noreste del mar de China Meridional durante la madrugada del martes. Aunque se espera que pierda algo de intensidad al avanzar hacia el oeste, su trayectoria lo llevará cerca de la provincia de Cantón y la isla de Hainan, donde se prevé que mantenga una fuerza considerable.

En la provincia de Cantón, donde se sitúa Shenzhen, varias ciudades han adoptado medidas preventivas extremas conocidas como los “cinco paros”: suspensión de clases, trabajos, producción industrial, transporte público y actividades comerciales. Estas medidas se implementarán de manera total o parcial, dependiendo de la evolución del tifón.

Los tifones son fenómenos comunes durante los meses de verano y otoño en el sureste de China y Taiwán, alimentados por las aguas cálidas del océano Pacífico. No obstante, Ragasa ha superado los niveles habituales de intensidad, lo que ha llevado a tomar acciones extraordinarias en varios países de la región.

Impacto en Filipinas y Taiwán

Antes de amenazar a China continental, el supertifón Ragasa —de categoría 5— tocó tierra en la provincia filipina de Cagayan, con vientos sostenidos de hasta 215 kilómetros por hora. Las autoridades locales ordenaron la evacuación de más de 10 mil personas en Cagayan y en otras zonas centrales del país, incluida la capital, Manila.

La tormenta provocó la cancelación de más de una decena de vuelos domésticos y la suspensión de la navegación en áreas marítimas vulnerables. Las intensas lluvias y fuertes vientos causaron daños a la infraestructura, así como cortes eléctricos y caída de árboles.

En Taiwán, donde el ojo del tifón se ubicaba este lunes a unos 300 kilómetros de la isla, las autoridades elevaron el nivel de alerta en las regiones del sur. Hasta el momento, se han cancelado más de 30 vuelos y suspendido múltiples rutas de ferry. La Administración Meteorológica Central advirtió que Ragasa continuará intensificándose en las próximas horas, dejando fuertes precipitaciones especialmente en el sur y el este del país.

Ante el riesgo de desbordamientos y derrumbes, el Comando Central de Operaciones de Emergencia (CEOC) inició la evacuación de aproximadamente 1,800 personas en zonas propensas a inundaciones, incluido el área circundante a un lago cuya capacidad ha sido superada por las lluvias.

Un fenómeno bajo vigilancia regional

Las autoridades chinas, filipinas y taiwanesas mantienen una estrecha vigilancia sobre la evolución de Ragasa, que se perfila como uno de los tifones más destructivos del año en el Pacífico Occidental. Mientras los centros meteorológicos regionales advierten sobre posibles cambios en la trayectoria del sistema, los gobiernos locales continúan reforzando medidas de prevención para evitar una catástrofe mayor.

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