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Corral-Campos: Más allá de la política
La ofensiva orquestada por el gobernador del estado, Javier Corral, en contra de su copartidista, Maru Campos, responden al impulso de odio que siente el mandatario por la alcaldesa con licencia y actual candidata a la gubernatura de Chihuahua por el Partido Acción Nacional (PAN).
Tras no cumplir con su compromiso de entregarle la candidatura al empresario y senador, Gustavo Madero, la disputa interna de Corral escaló al plano político con Maru Campos partiendo de un tema meramente personal.
Javier Corral, al igual que otros mandatarios estatales, falló en dejar como su sucesor a alguien afín a su persona, esto con la finalidad de perpetuar su poder político en el estado.
Con esta maniobra malograda se recuerda al denominado “saulismo”, ocurrido durante la década de los 80’s, cuando Saúl González entregara a Fernando “El Católico” (esto por órdenes presidenciales), las elecciones en el conocido “verano caliente” (1986), consumándose así el fraude electoral en Chihuahua.
La alcaldesa con licencia de Chihuahua, Maru Campo, fue señalada por la administración de Javier Corral de recibir sobornos de la denominada “nómina secreta” orquestada por el exgobernador priísta, César Duarte, situación de la que se ha aprovechado Corral para sacar sus frustraciones en contra de quien fue elegida candidata por su partido.
A raíz de esto, la casi inexistente relación entre el mandatario y la alcaldesa se ha tornado violenta, generando así una percepción casi absoluta de que el mandatario continúa de rodillas ante el senador Gustavo Madero, a quien no pudo cumplir su promesa, convirtiendo a Corral en un ser despreciable por su actual “cacería de brujas”.
Ante esto, la campaña de desprestigio orquestada con el poder político actual del gobernador, llegó a vincular a proceso a la candidata, lo que responsabiliza únicamente a Corral, llevando así a la sospecha de que entre el y Madero existe algo más que meros intereses políticos.