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La pandemia aceleró el envejecimiento cerebral incluso en no infectados, revela estudio

Un innovador estudio de la Universidad de Nottingham ha descubierto que el cerebro humano envejeció más rápido durante la pandemia de COVID-19, incluso en personas que nunca contrajeron el virus. La investigación, publicada en Nature Neuroscience, analizó escáneres cerebrales de casi mil individuos y revela cómo el estrés pandémico dejó huellas biológicas en nuestro órgano más complejo.
Hallazgos clave
Mediante inteligencia artificial entrenada con 15,000 resonancias magnéticas del Biobanco Británico, los científicos midieron la “edad cerebral” de participantes antes y después de marzo de 2020. Los resultados mostraron que:
- Los cerebros envejecieron 5.5 meses más rápido durante la pandemia
- Los hombres y personas de entornos socioeconómicos vulnerables fueron los más afectados
- Quienes sí contrajeron COVID-19 presentaron mayor deterioro cognitivo
El impacto invisible del confinamiento
El Dr. Ali-Reza Mohammadi-Nejad, líder del estudio, destacó a Science: “El aislamiento y la incertidumbre modificaron la estructura cerebral independientemente del contagio”. Los análisis cognitivos revelaron que los infectados tuvieron peor desempeño en:
✔️ Flexibilidad mental
✔️ Velocidad de procesamiento
✔️ Memoria operativa
Expertos penden cautela
El profesor Masud Husain (Oxford), consultado por el Science Media Centre, advierte: “Cinco meses de envejecimiento cerebral adicional podrían no traducirse en consecuencias prácticas significativas”. Sin embargo, coincide en que la investigación destapa un problema de salud pública emergente.
Limitaciones y futuro
El estudio no puede determinar si estos cambios son reversibles, pero sienta precedentes para:
🔹 Monitorear efectos a largo plazo
🔹 Diseñar intervenciones en futuras crisis
🔹 Priorizar la salud mental colectiva
“Esto redefine nuestro entendimiento sobre cómo el estrés social afecta la biología cerebral”, concluye Mohammadi-Nejad. Mientras la comunidad científica debate las implicaciones, el trabajo abre nuevas vías para proteger la salud neurológica en tiempos de crisis globales.
