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La guardiana de las abejas, Leydy Pech, gana el “Nobel” del medio ambiente por su lucha contra Monsanto

Este es un gran reconocimiento para la activista maya Leydy Araceli Pech Martín, conocida entre la población de la Península de Yucatán como la guardiana de las abejas o la dama de la miel, ya que tras casi una década de activismo recibió el Goldman Environmental Prize o algo así como el premio Nobel del Medio Ambiente por su lucha contra la empresa estadounidense Monsanto.

Para la edición 2020 del Goldman Environmental Prize (Premio Medioambiental Goldman), Leydy Araceli Pech fue galardonada junto con otras cinco personas por su trabajo en pro del medio ambiente, en el caso de la activista maya, el reconocimiento corresponde a la región de América del Norte por detener el avance de Monsanto en tierras mexicanas con la plantación de soya genéticamente modificada.

Leydy Pech lleva casi una década trabajando por el medio ambiente y contra el uso de pesticidas, productos químicos y transgénicos en el campo de nuestro país, de manera más específica en Campeche y la Península de Yucatán.

Y en esta labor llegó a enfrentarse a una de las compañías más polémicas y apañadoras a nivel internacional: Monsanto.

“En 2000, Monsanto comenzó a cultivar pequeñas parcelas experimentales de soya genéticamente modificada en México. En 2010 y 2011 el gobierno dio luz verde a estos proyectos como “proyectos piloto”. La soya transgénica utilizada por Monsanto (ahora propiedad de Bayer) se conoce como ‘Roundup Ready’, en referencia a la tolerancia genética de la planta ante altas dosis del herbicida Roundup (producto también de Monsanto”, explicó la organización internacional.

De por si estos datos son preocupantes, a la lista de características negativas se sumó el hecho de que  Roundup está hecho a base del glifosato, una sustancia probablemente cancerígena.

Ante este escenario y luego de comprender el daño que producía el impacto del cultivo de soya transgénicas, aun y con el permiso del gobierno de México, Leydy Pech se reunió con un grupo de personas y comenzaron a promover amparos para que Monsanto no pasara por las tierras del pueblo maya de Hopelchén.

De acuerdo con una entrevista que la activista maya dio a la BBC, la gente del pueblo presentó un amparo como comunidad indígena y otro como apicultores. ¿El resultado?

En un hecho histórico, el caso llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en 2015 y fue favorable al grupo de apicultores indígenas, con la orden de que se llevara a cabo una consulta contra la plantación de Monsanto, empresa adquirida en 2016 por Bayer.

Sin embargo, la consulta se ha detenido por la falta de protocolos que en realidad velen por los derechos de los agricultores, apicultores y comunidad indígena de la Península de Yucatán.

Pese a esto, el trabajo de Ledy Pech, dueña de dos hectáreas dedicadas al cultivo de miel y de la que vive su familia, ya fue reconocido de manera internacional por el Goldman Environmental Prize, reconocimiento que además sirve para visibilizar su lucha en el país.

Vale recordar que la importancia de la labor de Pech radica en que México es el sexto productor mundial de miel y el 40% de la producción de miel se origina precisamente en la Península de Yucatán.

Eso no es todo, en Campeche 25 mil familias, especialmente en las comunidades mayas, dependen de la producción de miel para su sustento económico.

Entonces, que una multinacional, como lo fue Monsanto, llegara a tierras mexicanas para sobreexplotar su tierra e impedir el desarrollo de la apicultura con el permiso del gobierno Federal no es una situación para desestimar y mucho menos para ignorar y menos en contexto del cambio climático.

Con información de Sopitas

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¿Qué es la Marea Roja?

La marea roja es un fenómeno que suele ocurrir en los océanos que tocan tierra mexicana, por lo que hay consecuencias para la salud de las personas que hay que tomar en cuenta.

Pero, ¿qué es la marea roja?

La marea roja es un fenómeno cíclico que tiene que ver con el movimiento del agua del océano generado principalmente por las corrientes, las cuales se les conoce como “surgencias”, ;as cuales son un movimiento de aguas profundas más frías que llegan a la superficie y que se origina por la interacción de los vientos y la rotación de la Tierra, pero también tiene que ver con la temperatura.

Este fenómeno ocurre por lo general durante la época de lluvias que generan movimientos entre ríos y arroyos, lo que causa que los océanos reciban grandes depósitos de agua con elevadas concentraciones de fósforo, calcio, carbono y nitrógeno, por lo que se convierte en un ambiente propicio para microorganismos productores de toxinas en el mar.

Estos organismos, como el fitoplancton, se alimentan de otros organismos como el zooplancton, que a su vez también son alimentos de crustáceos y moluscos que sirven como comida para algunos tipos de peces, mismos que también son para el consumo humano.

Ahora, si el humano consume pescados y mariscos contaminados por microorganismos, estos pueden sufrir problemas de salud como disenterías y diarrea, hasta ocasionar incluso una parálisis en rostro y cuerpo.

También las toxinas ingeridas pueden terminar en el sistema neuronal, causando pérdida de memoria y afectar el sistema cognotivo.

Es por estas razones por las que las autoridades de salud piden a las personas que no consuman especies marinas durante esta temporada, en especial si estas son crudas, pues es probable que los tejidos de estos animales tengan toxinas que dañen a los humanos.

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¿Cuál es la temperatura máxima que soporta el cuerpo humano?

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó sobre una segunda ola de calor que afectará a varios estados del país, por lo que la dependencia advirtió sobre posibles golpes de calor que pueden afectar a las personas.

Ante esta advertencia surge la duda, ¿cuál es la temperatura máxima que soporta el cuerpo humano?

De acuerdo a una investigación de Lewis Halsey de la Universidad de Roehampton, Inglaterra, la temperatura máxima a la que el cuerpo humano ya no se puede autorregular está entre los 40 y los 50 grados centígrados, por lo que el cuerpo humano puede soportar temperaturas máximas de 39 grados centígrados.

Según indica este estudio, una vez que el cuerpo alcanza esas temperaturas máximas se experimenta el “estrés, provocando náuseas, mareos, confusión, dolor de cabeza y desmayos.

Para conocer este resultado, se llevó a cabo un experimento en el año 2021 en el cual participan cuatro hombres y tres mujeres, esto con la finalidad de conocer el aumento de la tasa metabólica, el proceso con el que se mide que tanta energía consume el ser humano para seguir funcionando.

Ante esto, los resultados arrojaron que con cada persona el experimento fue diferente, pues su reacción al calor varió dependiendo a su edad, sexo y si se padecía algún trastorno médico, pues en algunas personas la tasa metabólica no aumentó a los 40 grados, pero si a los 50.

Con esto la investigación se enfocó en analizar el intervalo de temperaturas en el que la tasa metabólica (o sea la cantidad de energía mínima que necesita el cuerpo para realizar funciones básicas) puede seguir controlando la temperatura de nuestros órganos vitales sin consumir grandes cantidades de energía, a lo que se conoce como temperatura central.

Ahora, si el cuerpo humano llega a su temperatura máxima esto puede causar varios efectos peligrosos para la salud, llegando incluso a la muerte.

“Las proteínas del cuerpo empiezan a desnaturalizarse: dejan de funcionar, y los impulsos nerviosos no funcionan tan bien. El sistema nervioso es menos eficaz, y eso es integral para el cuerpo“, explica el científico y agrega que igual comenzaría a afectar al corazón.

“Si eso genera una arritmia y el corazón no bombea sangre con la misma eficacia por todo el cuerpo porque está ‘desincronizado’, eso podría causar niveles bajos de oxígeno. Si los niveles de oxígeno en el cerebro están indefensos, entonces tienes un verdadero problema“, indicó por último.

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Se disparan indicadores del cambio climático

Según la Organización Meteorológica Mundial, el año pasado registró un alarmante incremento en los indicadores del cambio climático: emisiones de gases de efecto invernadero, aumento de la temperatura y del nivel del mar, acidificación de los océanos, disminución de la capa de hielo de la Antártida y derretimiento de los glaciares. Este año, continúa la tendencia preocupante, con temperaturas del mar persistentemente elevadas, confirmando las predicciones de los científicos climáticos.

Francisco Estrada Porrúa, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, advierte que este fenómeno, aunque esperado, está progresando a un ritmo sorprendente. El aumento de temperatura, exacerbado por eventos climáticos extremos como El Niño, representa una amenaza inminente, acercándonos peligrosamente al límite crítico establecido por el Acuerdo de París.

La principal causa del cambio climático sigue siendo la masiva emisión de gases de efecto invernadero por actividades humanas. Estrada Porrúa subraya que este fenómeno complica enormemente los desafíos globales, como el hambre cero, al afectar la producción agrícola y la biodiversidad. En México, el impacto es evidente: la temperatura ha aumentado a un ritmo alarmante, afectando la disponibilidad de recursos hídricos y provocando cambios significativos en los patrones de lluvia.

El informe “Estado y perspectivas del cambio climático en México: un punto de partida”, publicado por el Programa de Investigación en Cambio Climático y el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, revela que el país se está calentando a un ritmo más acelerado que el promedio mundial, con consecuencias devastadoras para la agricultura, la biodiversidad y la economía.

Las ciudades, especialmente, sufren los impactos combinados del calentamiento global y el calentamiento local causado por la urbanización. Estrada Porrúa destaca que urbes como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey enfrentarán pérdidas económicas significativas debido a este fenómeno.

Sin embargo, revertir o controlar el cambio climático es un desafío complejo. Estrada Porrúa enfatiza que, aunque se pueden mitigar los efectos, no existe una solución definitiva. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es fundamental, pero las tendencias actuales muestran un aumento preocupante en estas emisiones, tanto a nivel global como en México.

El investigador advierte sobre la urgencia de tomar medidas más serias frente al cambio climático. A pesar de los esfuerzos de investigación, persisten lagunas de información y falta de recursos para abordar adecuadamente este problema. Los desastres naturales extremos, como el huracán Otis, son solo un ejemplo de las consecuencias devastadoras que podemos esperar si no actuamos con determinación.

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