Hace apenas un año, una crisis mundial en un metal parecía probable que detuviera la transición energética. No solo se estaba extrayendo el cobalto, un material crucial para las baterías, demasiado lentamente para satisfacer la creciente demanda, sino que la mayor parte de las reservas conocidas se encontraban en el Congo, un país plagado de inestabilidad, corrupción y trabajo infantil. Avanzando rápidamente hasta hoy, el precio del metal azul, que se había más que duplicado entre el verano de 2021 y la primavera de 2022, alcanzando los 82 000 dólares por tonelada, ha caído a 35 000 dólares, cerca de los mínimos históricos.

La historia es en parte la de una reducción de la demanda. La mayoría del cobalto se utiliza en las baterías que alimentan los teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras portátiles. El apetito por estos dispositivos, ya fuerte en la década de 2010, explotó durante la pandemia de covid-19. Desde entonces, ha disminuido a medida que las personas pasan menos tiempo mirando sus pantallas: a medida que la demanda de electrónica de consumo disminuyó, también lo hizo la demanda de cobalto. Incluso un auge en los vehículos eléctricos no ha sido suficiente para contrarrestar esto, ya que los fabricantes han hecho lo posible para reducir el uso del metal, que antes era súper costoso.

Aunque México no es un gran productor de cobalto en comparación con países como la República Democrática del Congo, también cuenta con yacimientos significativos de este metal.

La mina de cobalto más grande de México se encuentra en el estado de Hidalgo, donde se extraen también otros metales como plata, zinc y plomo. Sin embargo, la minería de cobalto en México ha estado envuelta en controversias debido a los impactos ambientales y sociales que puede causar.

Por ejemplo, la mina de cobalto de Hidalgo ha sido criticada por las comunidades locales por su impacto en la calidad del agua y por las emisiones de dióxido de azufre, un gas contaminante que puede afectar la salud de las personas y la vegetación. Además, algunos informes sugieren que la mina ha violado los derechos de los trabajadores, incluyendo salarios bajos y condiciones de trabajo inseguras.

En términos de producción, México produjo alrededor de 4,000 toneladas métricas de cobalto en 2020, lo que representa una pequeña fracción del total mundial. Sin embargo, el potencial de la minería de cobalto en México aún no se ha explotado por completo y es posible que en el futuro se produzca un aumento en la extracción del metal.

La minería de cobalto en el Congo ha estado plagada de problemas ambientales y sociales. Además de la inestabilidad política y la corrupción que dificultan la extracción y exportación del metal, la minería a menudo se realiza a pequeña escala y de manera poco regulada, lo que puede causar daños significativos al medio ambiente y a las comunidades locales. La minería a menudo se realiza en áreas protegidas o cerca de fuentes de agua, lo que puede contaminar los suministros de agua locales y causar problemas de salud para las personas y la vida silvestre.

Una disminución en la producción de cobalto podría tener implicaciones significativas para la transición energética. El cobalto es un material clave para las baterías de iones de litio utilizadas en los vehículos eléctricos y en los sistemas de almacenamiento de energía renovable. Si la producción de cobalto disminuye, podría haber una escasez de baterías y un aumento en los precios, lo que podría desacelerar la adopción de la energía renovable y la transición hacia una economía baja en carbono.

Por otro lado, una reducción en la demanda de cobalto podría tener efectos positivos en el medio ambiente y en las comunidades locales. Podría reducir la presión sobre los suministros de agua y reducir la contaminación causada por la minería. También podría ayudar a aliviar la pobreza y el trabajo infantil en el Congo, ya que la minería de cobalto a menudo se asocia con estas prácticas. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que la disminución en la demanda de cobalto podría tener implicaciones negativas para las comunidades que dependen de la minería como fuente de ingresos.