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Internacional

Cuáles han sido las 3 grandes crisis entre EE.UU. y China por Taiwán y cómo se resolvieron

El viaje de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos a la isla, que China considera parte de su territorio, ha elevado la tensión entre Washington y Pekín hasta niveles no vistos desde hace décadas.

El desafío de Pelosi para mostrar “el compromiso inquebrantable de Estados Unidos de apoyar la vibrante democracia de Taiwán” ha sido recibido con maniobras militares chinas en el mar que rodea la isla, que tienen previsto navegar, incluso, las aguas territoriales taiwanesas.

En un contexto internacional de alta tensión, muchos temen que ambos países se hayan embarcado en una carrera que desemboque en una crisis diplomática, política e, incluso, militar, como ya sucedió en el pasado.

¿Cuáles han sido las otras tres grandes crisis por las que ambos países han pasado a cuenta de Taiwán?

Primera crisis del estrecho de Taiwán (1954-1955)

Se desató poco después de la guerra de Corea, cuando Estados Unidos consideró que el estrecho de Taiwán, entonces denominado “estrecho de Formosa”, debía permanecer neutral.

Chiang Kai-shek había huido en 1949 a Taiwán después de que su bando, los nacionalistas del Kuomintang, perdieran la guerra civil china que les enfrentó a los comunistas de Mao Zedong.

Decidido a reconquistar el territorio continental, el Kuomintang desplegó en agosto de 1954 tropas en las pequeñas islas de Quemoy y Matsu, muy cerca de la costa continental china. La respuesta de la República Popular China (RPCh) fue bombardearlas intensamente, conflicto que se extendió a otros archipiélagos que también estaban controlados por la China nacionalista (República de China) y en los que murieron dos estadounidenses.

Ante el temor de que los comunistas acabaran tomando Taiwán y consolidando su influencia en Asia, Washington firmó con Taipéi el Tratado de Defensa Mutua entre Estados Unidos y la República de China.

Las hostilidades cesaron cuando Estados Unidos anunció públicamente que estaba dispuesto a utilizar armas nucleares contra la RPCh para defender a Taiwán. La URSS, que apoyaba a Pekín, no dio señales de querer hacer de contrapeso nuclear ante estas amenazas.

Aunque ambas partes acabaron negociando, el conflicto quedó latente y tanto la China comunista como la nacionalista usaron los siguientes tres años para rearmarse. Ante la amenaza nuclear, Pekín inicio, además en 1955 su programa nuclear.

Segunda crisis (1958)

Mao Zedong retomó los bombardeos de Quemoy y Matsu en 1958 con la intención de expulsar a las tropas nacionalistas de allí y hacerse con el control de las islas.

El conflicto se reactivó y el presidente estadounidense Dwight Eisenhower, sintiendo que si los comunistas tomaban estos pequeños archipiélagos podían acabar invadiendo Taiwán, decidió apoyar y reabastecer a las tropas de la República de China.

EE.UU. respondió a la petición de ayuda de la República de China según el acuerdo de defensa mutua firmado en 1954. La Séptima Flota de la marina estadounidense, que tiene sede en Japón, fue reforzada, y sus buques ayudaron al gobierno nacionalista a proteger las líneas de suministro de las islas. Varios escuadrones de la fuerza aérea de EE.UU. también se establecieron en Taiwán.

La amenaza nuclear volvió a planear sobre el conflicto, y la China comunista puso fin a los bombardeos.

Finalmente, ambas partes llegaron a un curioso acuerdo. Comunistas y nacionalistas se bombardearían en días alternos, un pacto que evitaban una escalada del conflicto. Muchas veces solo lanzaban folletos propagandísticos.

Esta situación se prolongó hasta 1979, cuando EE.UU. reconoció a la República Popular Comunista de China, y estableció relaciones diplomáticas con el régimen de Pekín.

Ese año, el Congreso estadounidense también firmó la Ley de Relaciones de Taiwán, que aún rige hoy y por la que Washington se comprometió a proporcionar al gobierno de la isla las herramientas necesarias para poder defenderse en caso de ataque.

Durante años, esta ley le ha permitido cultivar una “ambigüedad estratégica” para disuadir a China de que se anexione el territorio, y a Taipéi para que no declare unilateralmente la independencia.

Tercera crisis (1995-1996)

La última gran crisis hasta ahora estalló en 1995 con la visita del entonces presidente taiwanés, Lee Teng-hui, a la universidad de Cornell, en Nueva York, donde había sido estudiante.

China se tomó esta visita como una traición de EE.UU. a su compromiso de respetar el concepto de “Una sola China”, por la que solo pueden establecerse relaciones diplomáticas con Pekín y no con la que considera una “provincia rebelde”, el mismo argumento que han utilizado ahora con la visita de Nancy Pelosi.

El gigante asiático respondió entonces con meses de ejercicios militares, en los que se lanzaron baterías de misiles a las aguas taiwanesas e incluso se ensayó una invasión anfibia de la isla.

Por su parte, Estados Unidos replicó con el mayor despliegue de fuerza en Asia desde la guerra de Vietnam, en el que buques de guerra estadounidenses transitaron el estrecho de Taiwán.

Al año siguiente, durante los días previos a la elección presidencial de 1996, Pekín intentó amedrentar al electorado taiwanés para que se abstuviera de votar por Lee Teng-hui, disparando otra ronda de misiles.

La estrategia no funcionó. Lee ganó con un 54% de los votos, pero ambas potencias estuvieron muy cerca del conflicto militar.

Con información de BBC

Internacional

Huelga masiva de trabajadores paraliza Argentina: protestan contra los ajustes económicos de Milei

Una masiva huelga general contra el ajuste del presidente Javier Milei paralizó este jueves a Argentina, que se quedó sin transporte público, bancos y supermercados, entre otros servicios.

En medio de una crisis económica, el recorte de gastos dispuesto por el ultraderechista Milei al asumir en diciembre ha eliminado momentáneamente el déficit fiscal y parece estar reduciendo una inflación superior al 250% anual, pero también está aumentando la pobreza y el desempleo al derrumbar el consumo.

La protesta lanzada por las principales centrales de trabajadores del país, la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de los Trabajadores de Argentina (CTA), se produce cuando el Senado discute una norma del oficialismo que flexibiliza las condiciones laborales y otorga al gobierno amplios poderes para privatizar empresas públicas.

“Estamos protestando contra un modelo económico de exclusión, en el que cada día la gran mayoría de la población está un poquito peor. No hay casi sector de la economía que no se haya visto empobrecido desde el 10 de diciembre”, señaló a la televisión local Enrique Rositto, secretario de Comunicación de la Central de los Trabajadores de Argentina (CTA).

El portavoz presidencial, Manuel Adorni, explicó en una rueda de prensa el vínculo entre el paro y el debate legislativo de la ley impulsada por el gobierno. Sin embargo, los sindicalistas insisten en que esta perjudica a los trabajadores.

“Un 31% de caída real en las partidas presupuestarias de jubilaciones y pensiones, un 87% en obras públicas, un 39% en subsidios al transporte, un 76% en transferencias a provincias (…) son solo algunos indicadores que ponen en evidencia que el ajuste no lo paga la casta, sino que recae sobre los sectores más vulnerables”, dijeron los gremios en un comunicado.

Debido al paro de 24 horas, los vuelos se encontraban suspendidos, los puertos paralizados y las escuelas y universidades con funciones mínimas. Los mercados tienen una actividad reducida este jueves, ya que los bancos permanecerán cerrados porque sus empleados se unirán al paro.

“Un día sin trabajar nos complica mucho”, dijo Alfredo González, presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa a la televisión local, un día después de que el ente de estadísticas informó que el Índice de Producción Industrial manufacturero del país cayó 21.2% interanual en marzo.

Esta es la segunda huelga general desde que asumió Milei, una medida cuyo acatamiento la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo era imposible de medir porque muchos argentinos no pudieron ir a trabajar por falta de transporte.

“Los trabajadores van a perder dinero por los burócratas de siempre (…) Que se dejen de joder y vayan a laburar (trabajar)”, dijo Bullrich a periodistas. En tanto, el portavoz Adorni calificó el paro como “político e inentendible”.

La actividad en la capital Buenos Aires es reducida, con algunos pequeños comercios abiertos, pocos autobuses circulando y una minoría de trabajadores que lograron llegar a sus empleos.

“Perjudican a todos los que quieren laburar, hay mucha gente que quiere laburar y evidentemente no va a poder ir y le descuentan el día”, dijo Walter Fernández, de 44 años.

Por su parte, Marcos Rivadero, un diseñador de 47 años, fue más crítico y calificó a los sindicatos como “extorsionadores“.

“Usan a la gente, usan a los que dicen representar”, afirmó. “Una ciudad fantasma, no puede funcionar una ciudad así. Un país no puede funcionar así con gente que vive del Estado“, concluyó.

Con información de Reuters

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Internacional

Defiente Putin despliegue de armas nucleares

El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó hoy que el próximo ejercicio planificado para simular el despliegue de armas nucleares tácticas en el sur de Rusia junto con Bielorrusia no es inusual.

Rusia anunció el lunes que llevará a cabo este ejercicio militar para practicar el despliegue de armas nucleares tácticas, en respuesta a lo que Moscú considera amenazas provenientes de Francia, Reino Unido y Estados Unidos.

En un comunicado emitido el mismo lunes, el Ministerio de Defensa ruso relacionó explícitamente el ejercicio nuclear con las “declaraciones provocativas y amenazas de ciertos funcionarios occidentales contra la Federación Rusa”.

El año pasado, Putin reveló que Moscú había transferido algunas armas nucleares tácticas a Bielorrusia, marcando la primera vez que este tipo de cabezas nucleares se trasladan fuera de Rusia desde la caída de la Unión Soviética en 1991. Además, Putin mencionó que había sugerido a Minsk participar en una parte del ejercicio nuclear.

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Internacional

Joe Biden advierte que no enviará armas a Israel si hay invasión a Rafah

La advertencia de Joe Biden se hace ahora que Israel anda entre que sí y no atacar la ciudad de Rafah, último bastión de la población palestina, la cual ha sido desplazada a causa de la guerra contra Hamás. Con más tendencia al “sí”, ya que hace unos días las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) pidió a la población de la ciudad evacuar de manera inmediata.

“He dejado claro que si entran en Rafah –todavía no lo han hecho– (…) no suministraré las armas que se han utilizado históricamente para ocuparse de Rafah, para ocuparse de las ciudades, que se ocupan de ese problema”, señaló Joe Biden en entrevista con CNN.

Desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás, en octubre pasado, el gobierno de Joe Biden siempre se había mostrado en apoyo al de Benjamin Netanyahu, pues por ahí dejaba ver que no estaba de acuerdo en la violencia que se ha ejercido contra el pueblo palestino, pero nada como lo de ahora. De acuerdo con The Guardian, este podría ser un punto de inflexión en las relaciones entre Israel y Estados Unidos.

La pausa en la entrega de armas, de hecho, ya inició. Antes de hacer su advertencia a Israel, Joe Biden anunció que su gobierno ya no enviará las 3,500 municiones (bombas, más de la mitad de ellas).

“Los civiles han muerto en Gaza como consecuencia de esas bombas y otras formas en que atacan los centros de población”, aceptó Joe Biden, pero se espera que este último movimiento haga que Israel desista de atacar Rafah, la ciudad en la que se encuentran refugiados más de un millón de palestinos.

Con información de Sopitas

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