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Ebrard negocia una “tarifa especial” para autos hechos en México

El gobierno de Donald Trump implementará un esquema de tarifas preferenciales para vehículos fabricados en México, ajustando los aranceles según la marca, el modelo y el nivel de componentes estadounidenses utilizados en su producción. Así lo anunció este viernes el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, tras su más reciente visita a Washington, donde logró avances clave para mitigar el impacto de las medidas comerciales en la industria automotriz.
Un alivio para la industria automotriz
La medida busca atenuar los efectos del arancel del 25% impuesto por Trump a autos no fabricados en Estados Unidos, el cual no aplica para vehículos que cumplan con las reglas de origen del T-MEC. Ebrard destacó que México tiene una ventaja competitiva al ser la industria automotriz más integrada con EE.UU., lo que permitirá a ciertos modelos acceder a descuentos.
“La próxima semana habrá reuniones técnicas para definir los descuentos por marca y modelo. Nuestra integración con EE.UU. nos da una posición favorable”, explicó el funcionario tras participar en el evento Hecho en México, en una planta de Bimbo.
Negociaciones paralelas: acero y aluminio
Además del sector automotor, México busca reducir los aranceles al acero y aluminio, actualmente gravados con tasas de hasta 25%. Aunque el objetivo inicial era eliminarlos por completo, el gobierno mexicano ahora negocia una rebaja que podría dejarlos entre 16% y 18%.
“Si logramos un descuento, aunque no sea cero, tendremos una ventaja frente a otros países”, señaló Ebrard, quien reconoció la complejidad de las negociaciones, pero resaltó el diálogo respetuoso con las autoridades estadounidenses, en particular con el secretario de Comercio, Howard Lutnick.
El desafío para las armadoras europeas
La política arancelaria de Trump ha golpeado especialmente a fabricantes europeos como Audi, cuyos modelos producidos en México –como el Q5, ensamblado en Puebla– enfrentan costos adicionales que los vuelven casi “invendibles” en el mercado estadounidense. Además del 25% por no cumplir inicialmente con el T-MEC, estas empresas pagan impuestos fronterizos y tarifas extras, lo que las ha obligado a acelerar su adaptación a las reglas del tratado.
La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó que el gobierno mantiene diálogos con BMW, Mercedes-Benz y Volkswagen para que sus filiales en México se acojan al T-MEC y eviten los aranceles.
Un nuevo orden comercial en ciernes
Ebrard advirtió que el mundo enfrenta una reconfiguración de las reglas del comercio global, similar a lo ocurrido con la firma del TLCAN en 1994. “Estamos ante un nuevo orden comercial, aún en definición, pero que será distinto al pasado”, afirmó.
Con el nearshoring repuntando, México busca consolidarse como el principal aliado manufacturero de EE.UU., desplazando a competidores asiáticos. “Nunca se murió el nearshoring; estaba ‘malito’, pero sigue vivo”, bromeó el secretario, subrayando la oportunidad para fortalecer la producción regional.
