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Huracanes crecen rápido por calentamiento global: expertos

El huracán Delta, que está adquiriendo fuerza mientras se dirige hacia la costa estadounidense en el Golfo de México, es el último y más grave en una reciente cadena de ciclones en el Atlántico cuya rápida progresión es atribuida por los científicos al calentamiento global principalmente.

Antes de que azotara la península de Yucatán, en México, y perdiera fuerza temporalmente, Delta impuso una marca por pasar de depresión tropical con vientos de 56 km/h (35 mph) a un huracán de categoría 4 con vientos de 225 km/h (140 mph) en sólo 36 horas, superando una marca impuesta en el 2000, según Sam Lillo, científico de datos climáticos de la Universidad de Colorado.

“Hemos visto mucho de esto en los últimos años”, dijo Jim Kossin, climatólogo y huracanes de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés). “Es más probable que una tormenta se intensifique rápidamente en estos tiempos que en la década de 1980… Mucho de esto tiene que ver con el cambio climático causado por el hombre”.

En las últimas dos décadas, los meteorólogos están cada vez más preocupados por las tormentas que pasan de nada a gigantesca, como Delta. Los investigadores crearon un umbral oficial para esta intensificación rápida y peligrosa: una tormenta cuyos vientos aumenten su velocidad en 56 km/h (35 mph) en sólo 24 horas.

Los huracanes Hannah, Laura, Sally y Teddy, así como la tormenta tropical Gamma, todas aumentaron su fuerza en al menos 56 km/h (35 mph) en 24 horas. Laura, cuya fuerza aumentó 105 km/h (65 mph) el día antes de que tocara tierra, empató la marca de la mayor intensificación en el Golfo de México, dijo el meteorólogo excazador de huracanes Jeff Masters.

La cadena de huracanes asesinos en 2017 se caracterizó por su veloz intensificación, en especial Harvey, señaló Kossin.

Esto no sólo está ocurriendo con más frecuencia, sino que está siendo más peligroso, dijo el científico de huracanes del Instituto Tecnológico de Massachusetts Kerry Emanuel. Los daños por los huracanes no sólo aumentan con la velocidad del viento, aumentan exponencialmente, afirmó Masters.

“Si te vas a dormir mientras una tormenta tropical ronda en el Golfo de México y te despiertas a la mañana siguiente con una tormenta de categoría 4 que está por tocar tierra, no hay tiempo para evacuar”, señaló Emanuel. “Es una tendencia muy preocupante”.

Desde 1982, la proporción de tormentas de veloz intensificación en el Atlántico casi se ha duplicado, según un estudio del año pasado de Kossin y de un equipo de la Universidad de Princeton. Este año es particularmente grave y Delta es un buen ejemplo, dijo el coautor del estudio Gabriel Vecchi, climatólogo de Princeton.

Ese estudio también encontró que este tipo de tendencia de veloz intensificación no puede ser explicada por las fuerzas naturales. Vecchi y Kossin dijeron que el cambio climático debido a la quema de carbón, petróleo y gas natural, es evidentemente un factor importante.

Esto se debe a dos factores son cruciales para que las tormentas se fortalezcan o debiliten: agua caliente y el tipo y dirección de los vientos a gran altitud que tienen el potencial de decapitar huracanes o permitirles que se vuelvan más poderosos.

En el clima diariamente cambiante de las tormentas individuales, el tema del viento es importante, pero durante las décadas estudiadas por el equipo, la temperatura del agua fue un factor mucho más importante, según los científicos.

“Hemos causado mucho más calor en el océano”, declaró Kossin. El veloz fortalecimiento “es lo que tienes cuando creas tanto combustible para los huracanes. Van a engordar, se volverán más intensos y lo harán rápidamente”.

Delta adquirió fuerza sobre aguas con temperatura de unos 31 grados Celsius (87° Fahrenheit), considerablemente más cálidas de lo habitual. Cuando Delta se fortaleció en la noche entre el lunes y el martes, el agua que estaba lo suficientemente cálida para servir de combustible para la tormenta se extendía a unos 75 metros (245 pies) de profundidad, declaró Masters.

Después de azotar la península de Yucatán, la velocidad de los vientos de Delta bajó a 137 km/h (85 mph), pero 24 horas después estaba de nuevo en 185 km/h (115 mph). Le faltó para clasificarse nuevamente como intensificación rápida, pero continúa siendo una posibilidad que siga fortaleciéndose hasta poco antes de que toque tierra el viernes en Estados Unidos, según el Centro Nacional de Huracanes.

Con información de The Associated Press (AP)

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¿Qué es la Marea Roja?

La marea roja es un fenómeno que suele ocurrir en los océanos que tocan tierra mexicana, por lo que hay consecuencias para la salud de las personas que hay que tomar en cuenta.

Pero, ¿qué es la marea roja?

La marea roja es un fenómeno cíclico que tiene que ver con el movimiento del agua del océano generado principalmente por las corrientes, las cuales se les conoce como “surgencias”, ;as cuales son un movimiento de aguas profundas más frías que llegan a la superficie y que se origina por la interacción de los vientos y la rotación de la Tierra, pero también tiene que ver con la temperatura.

Este fenómeno ocurre por lo general durante la época de lluvias que generan movimientos entre ríos y arroyos, lo que causa que los océanos reciban grandes depósitos de agua con elevadas concentraciones de fósforo, calcio, carbono y nitrógeno, por lo que se convierte en un ambiente propicio para microorganismos productores de toxinas en el mar.

Estos organismos, como el fitoplancton, se alimentan de otros organismos como el zooplancton, que a su vez también son alimentos de crustáceos y moluscos que sirven como comida para algunos tipos de peces, mismos que también son para el consumo humano.

Ahora, si el humano consume pescados y mariscos contaminados por microorganismos, estos pueden sufrir problemas de salud como disenterías y diarrea, hasta ocasionar incluso una parálisis en rostro y cuerpo.

También las toxinas ingeridas pueden terminar en el sistema neuronal, causando pérdida de memoria y afectar el sistema cognotivo.

Es por estas razones por las que las autoridades de salud piden a las personas que no consuman especies marinas durante esta temporada, en especial si estas son crudas, pues es probable que los tejidos de estos animales tengan toxinas que dañen a los humanos.

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¿Cuál es la temperatura máxima que soporta el cuerpo humano?

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó sobre una segunda ola de calor que afectará a varios estados del país, por lo que la dependencia advirtió sobre posibles golpes de calor que pueden afectar a las personas.

Ante esta advertencia surge la duda, ¿cuál es la temperatura máxima que soporta el cuerpo humano?

De acuerdo a una investigación de Lewis Halsey de la Universidad de Roehampton, Inglaterra, la temperatura máxima a la que el cuerpo humano ya no se puede autorregular está entre los 40 y los 50 grados centígrados, por lo que el cuerpo humano puede soportar temperaturas máximas de 39 grados centígrados.

Según indica este estudio, una vez que el cuerpo alcanza esas temperaturas máximas se experimenta el “estrés, provocando náuseas, mareos, confusión, dolor de cabeza y desmayos.

Para conocer este resultado, se llevó a cabo un experimento en el año 2021 en el cual participan cuatro hombres y tres mujeres, esto con la finalidad de conocer el aumento de la tasa metabólica, el proceso con el que se mide que tanta energía consume el ser humano para seguir funcionando.

Ante esto, los resultados arrojaron que con cada persona el experimento fue diferente, pues su reacción al calor varió dependiendo a su edad, sexo y si se padecía algún trastorno médico, pues en algunas personas la tasa metabólica no aumentó a los 40 grados, pero si a los 50.

Con esto la investigación se enfocó en analizar el intervalo de temperaturas en el que la tasa metabólica (o sea la cantidad de energía mínima que necesita el cuerpo para realizar funciones básicas) puede seguir controlando la temperatura de nuestros órganos vitales sin consumir grandes cantidades de energía, a lo que se conoce como temperatura central.

Ahora, si el cuerpo humano llega a su temperatura máxima esto puede causar varios efectos peligrosos para la salud, llegando incluso a la muerte.

“Las proteínas del cuerpo empiezan a desnaturalizarse: dejan de funcionar, y los impulsos nerviosos no funcionan tan bien. El sistema nervioso es menos eficaz, y eso es integral para el cuerpo“, explica el científico y agrega que igual comenzaría a afectar al corazón.

“Si eso genera una arritmia y el corazón no bombea sangre con la misma eficacia por todo el cuerpo porque está ‘desincronizado’, eso podría causar niveles bajos de oxígeno. Si los niveles de oxígeno en el cerebro están indefensos, entonces tienes un verdadero problema“, indicó por último.

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Se disparan indicadores del cambio climático

Según la Organización Meteorológica Mundial, el año pasado registró un alarmante incremento en los indicadores del cambio climático: emisiones de gases de efecto invernadero, aumento de la temperatura y del nivel del mar, acidificación de los océanos, disminución de la capa de hielo de la Antártida y derretimiento de los glaciares. Este año, continúa la tendencia preocupante, con temperaturas del mar persistentemente elevadas, confirmando las predicciones de los científicos climáticos.

Francisco Estrada Porrúa, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, advierte que este fenómeno, aunque esperado, está progresando a un ritmo sorprendente. El aumento de temperatura, exacerbado por eventos climáticos extremos como El Niño, representa una amenaza inminente, acercándonos peligrosamente al límite crítico establecido por el Acuerdo de París.

La principal causa del cambio climático sigue siendo la masiva emisión de gases de efecto invernadero por actividades humanas. Estrada Porrúa subraya que este fenómeno complica enormemente los desafíos globales, como el hambre cero, al afectar la producción agrícola y la biodiversidad. En México, el impacto es evidente: la temperatura ha aumentado a un ritmo alarmante, afectando la disponibilidad de recursos hídricos y provocando cambios significativos en los patrones de lluvia.

El informe “Estado y perspectivas del cambio climático en México: un punto de partida”, publicado por el Programa de Investigación en Cambio Climático y el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, revela que el país se está calentando a un ritmo más acelerado que el promedio mundial, con consecuencias devastadoras para la agricultura, la biodiversidad y la economía.

Las ciudades, especialmente, sufren los impactos combinados del calentamiento global y el calentamiento local causado por la urbanización. Estrada Porrúa destaca que urbes como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey enfrentarán pérdidas económicas significativas debido a este fenómeno.

Sin embargo, revertir o controlar el cambio climático es un desafío complejo. Estrada Porrúa enfatiza que, aunque se pueden mitigar los efectos, no existe una solución definitiva. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es fundamental, pero las tendencias actuales muestran un aumento preocupante en estas emisiones, tanto a nivel global como en México.

El investigador advierte sobre la urgencia de tomar medidas más serias frente al cambio climático. A pesar de los esfuerzos de investigación, persisten lagunas de información y falta de recursos para abordar adecuadamente este problema. Los desastres naturales extremos, como el huracán Otis, son solo un ejemplo de las consecuencias devastadoras que podemos esperar si no actuamos con determinación.

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