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Internacional

Jerusalén revive la Semana Santa entre sombras de guerra: peregrinos desafían bombardeos en Viernes Santo

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Entre el eco lejano de los bombardeos en Gaza y un despliegue policial sin precedentes, la Ciudad Vieja de Jerusalén vivió este Viernes Santo una procesión inusual: cientos de peregrinos de todo el mundo avanzaron por la Vía Dolorosa, decididos a honrar la Pasión de Cristo pese al conflicto que sacude la región desde octubre pasado.

Fe versus miedo: la elección de los peregrinos

“Traje a 100 personas. Me llamaron loca, pero aquí estamos: amamos a Jesús y a esta tierra”, afirma Sueli Pasos, una brasileña radicada en Roma que organiza viajes religiosos. Su grupo es uno de los muchos que este año decidieron volver, tras el desplome de peregrinaciones en 2023 tras el ataque de Hamás del 7 de octubre.

La etíope Mulu, de 11 días de estancia, comparte el sentimiento: “No me arrepiento. La ciudad es hermosa y la gente, cálida”, dice a EFE, mientras sus hijas admiran la inesperada multitud. Margaret, residente en Israel por una década, observa un cambio radical: “El año pasado fue sombrío; hoy vemos hasta judíos ortodoxos y cristianos mezclados. Es como si todos necesitáramos celebrar la vida”.

Cifras lejanas, esperanza intacta

Aunque el flujo turístico dista de recuperar los niveles previos a la guerra —Israel recibió 2.5 millones de visitantes en 2022 frente a apenas 300,000 en 2023—, la procesión mostró un notable repaso. La ruta, desde la iglesia de la Flagelación (donde Cristo fue condenado) hasta el Santo Sepulcro (lugar de crucifixión), se llenó de cantos en múltiples idiomas bajo la atenta mirada de fuerzas de seguridad.

“Es momento de recordar el dolor que vive Gaza e Israel”, reflexiona Margaret, mientras sostiene un cirio. Su deseo coincide con el de muchos: “Que llegue pronto la paz”.

Liturgias en tierra dividida

Las celebraciones continuarán hasta el Domingo de Resurrección, con la ceremonia del funeral de Cristo como prólogo. Para las autoridades religiosas, este acto de fe en plena guerra es un símbolo: “Jerusalén sigue siendo faro espiritual, incluso en la oscuridad”, señala un sacerdote franciscano que prefirió el anonimato.

Mientras, en Gaza, el sonido de los drones israelíes contrasta con los himnos que resuenan a 80 kilómetros de distancia. Una paradoja que define este Viernes Santo: fe y conflicto, compartiendo el mismo pedazo de tierra sagrada.

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