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Los Dodgers desafían a ICE: Béisbol y política migratoria chocan en Los Ángeles

El Dodger Stadium se convirtió este miércoles en un inesperado campo de batalla político cuando la franquicia negó el acceso a agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), en un acto sin precedentes que ha puesto en evidencia las profundas divisiones sobre la política migratoria en Estados Unidos.
El incidente ocurrió horas antes del partido contra los Padres de San Diego, cuando varias unidades de ICE intentaron ingresar a los estacionamientos del estadio. Fuentes cercanas al equipo confirmaron que la dirección de los Dodgers rechazó formalmente la solicitud de acceso, decisión que fue respaldada por manifestantes que bloquearon físicamente las entradas. Videos difundidos por activistas muestran vehículos oficiales dando media vuelta ante la resistencia encontrada.
La organización deportiva se limitó a informar brevemente en sus redes sociales: “Agentes de ICE solicitaron acceso esta mañana. La organización les negó la entrada. El partido se jugará según lo programado”. Sin embargo, el gesto tiene un profundo significado político en un estado que se declara santuario para migrantes.
Este enfrentamiento se produce en medio de una escalada de tensiones. Solo un día antes, el gobierno federal desplegó 2,000 soldados de la Guardia Nacional en California, supuestamente para “proteger instalaciones federales”. El gobernador Gavin Newsom no tardó en responder, acusando a la administración Trump de utilizar las fuerzas armadas para intimidar a las comunidades migrantes.
Mientras tanto, en Washington, el zar fronterizo Tom Homan defendió las controvertidas redadas en centros de trabajo, aunque con un nuevo enfoque: “Priorizaremos criminales reales: trata de personas, fraude fiscal”, declaró a la prensa. Sus palabras contrastan con los reportes de trabajadores agrícolas detenidos sin antecedentes en recientes operativos.
Analistas políticos señalan que este incidente en el Dodger Stadium simboliza la creciente resistencia de instituciones locales a las políticas migratorias de Trump. “Cuando hasta un equipo de béisbol se niega a cooperar con ICE, queda claro que estamos ante una crisis de legitimidad”, comentó el profesor de ciencias políticas de UCLA, Mark Peterson.
El estadio, construido en los años 50 tras el desalojo de la comunidad migrante de Chavez Ravine, se convierte así en un escenario de ironía histórica. Mientras los Dodgers preparan su próximo juego, activistas anuncian vigilias y legisladores republicanos amenazan con retirar fondos federales al equipo.
Lo que comenzó como un operativo rutinario de ICE terminó convirtiéndose en un poderoso símbolo de resistencia, demostrando que en la América de Trump, hasta el béisbol se ha politizado. Las consecuencias de este enfrentamiento entre pelotas y políticas aún están por verse, pero una cosa es clara: el juego ha cambiado.
