Internacional
Protestas históricas en Serbia: estudiantes y ciudadanos exigen justicia tras colapso de estación de tren

Desde noviembre de 2024, Serbia ha sido escenario de un movimiento social sin precedentes liderado por estudiantes, quienes han salido a las calles para exigir justicia y transparencia tras el colapso de la estación de trenes de Novi Sad, un desastre que cobró la vida de 15 personas. Bajo la consigna “La corrupción mata”, las protestas han crecido hasta convertirse en una de las movilizaciones más grandes en la historia reciente del país, desafiando al gobierno del presidente ultranacionalista Aleksandar Vučić.
El detonante: el colapso de Novi Sad
El 15 de noviembre de 2024, el techo de la estación de trenes de Novi Sad, la segunda ciudad más importante de Serbia, se derrumbó durante horas pico, dejando un saldo de 15 fallecidos y decenas de heridos. La estación, construida en 1964 y renovada recientemente por una empresa china como parte del proyecto de trenes de alta velocidad Budapest-Belgrado, colapsó apenas cuatro meses después de su rehabilitación. Este hecho no solo conmocionó al país, sino que también expuso las grietas de un sistema marcado por la corrupción y la mala gestión.
Los estudiantes, quienes han sido los principales impulsores de las protestas, sostienen que la tragedia no fue un simple accidente, sino el resultado de años de corrupción, clientelismo y falta de supervisión por parte del gobierno. “La corrupción mata”, se ha convertido en un grito unificador que resuena en las calles de Belgrado y otras ciudades serbias.
Protestas masivas y represión gubernamental
El movimiento estudiantil, que comenzó con pequeñas concentraciones, ha ganado fuerza y apoyo ciudadano, culminando en una de las manifestaciones más grandes el 15 de marzo de 2025, cuando más de 100,000 personas marcharon en Belgrado para exigir responsabilidades y conmemorar a las víctimas de Novi Sad. Sin embargo, la protesta estuvo marcada por denuncias de represión, ya que grupos de derechos humanos acusaron al gobierno de utilizar armas acústicas para dispersar a los manifestantes.
Cada día, a las 11:52 a.m., hora en que ocurrió el colapso, los estudiantes se reúnen para guardar un minuto de silencio en memoria de las víctimas. Este acto simbólico ha mantenido viva la indignación y ha fortalecido el movimiento, que ya es considerado histórico por su duración y alcance.
Un pliego petitorio que desafía al gobierno
Los manifestantes han presentado un pliego petitorio que exige, entre otras cosas, la entrega de todos los documentos relacionados con la remodelación de la estación de Novi Sad, incluyendo contratos, informes de seguimiento y detalles de la construcción. Este punto es particularmente delicado para el gobierno de Vučić, ya que, según analistas, la liberación de estos documentos podría exponer prácticas corruptas y malversación de fondos públicos.
Además de la transparencia en el caso de Novi Sad, los estudiantes también demandan un aumento en el presupuesto para la educación y justicia para las víctimas de la tragedia. Estas exigencias han puesto al gobierno en una posición incómoda, especialmente después de la renuncia del primer ministro Milos Vučević a finales de enero, en medio de la creciente presión social.
El gobierno de Aleksandar Vučić, en el poder desde 2017, enfrenta un creciente descontento ciudadano no solo por el caso de Novi Sad, sino también por otros escándalos, como los tiroteos en escuelas y las acusaciones de fraude en las elecciones locales de 2023. La corrupción y la falta de transparencia han erosionado la confianza en las instituciones, y las protestas estudiantiles han catalizado este malestar en un movimiento nacional.
