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El tiempo ahora juega a favor de los médicos que tratan a pacientes con COVID-19

La pandemia de COVID-19 sigue matando a cerca de mil estadounidenses al día, pero para aquellos que desarrollan casos peligrosos de la infección, los avances en la atención médica y la creciente experiencia de los médicos están mejorando las posibilidades de supervivencia.

Desde que llegó el primer caso a Estados Unidos a principios de 2020, los profesionales médicos han pasado de buscar ‘a tientas en la oscuridad’ a comprender mejor qué medicamentos funcionan, y cómo los esteroides y anticoagulantes, y el medicamento antiviral remdesivir apoyan a los infectados.

La asignación de recursos médicos intensivos también ha mejorado. Y los médicos han aprendido a postergar el uso de ventiladores para algunos pacientes, a diferencia de muchas otras enfermedades respiratorias graves.

Los médicos y expertos apuntan a que las tácticas médicas mejoradas y el tratamiento más temprano están ayudando a optimizar los resultados de los pacientes muy enfermos, explicó Andrew Badley, director del grupo de trabajo de investigación COVID del Mayo Clinic.

“La preparación para el cuidado de la salud hoy es mucho mejor que en febrero y marzo”,enfatizó Badley en una entrevista. “Tenemos un acceso mejor y más rápido al diagnóstico. Tenemos más conocimiento sobre qué medicamentos usar y cuáles no usar. Tenemos más tratamientos experimentales disponibles. Todos ellos contribuyen a posibles mejoras en la tasa de mortalidad”.

Un estudio analizó 4 mil 689 hospitalizaciones por COVID-19 de marzo a junio en Nueva York, ajustando la tasa de mortalidad de los pacientes por factores como la edad, la raza, la obesidad y cualquier enfermedad subyacente que pudieran haber tenido.

En la primera quincena de marzo, la tasa de mortalidad de los pacientes hospitalizados fue de 23 por ciento. En junio, había caído a 8 por ciento. La investigación aún no ha sido revisada por pares, un proceso a través del cual otros expertos examinan el trabajo.

A pesar de los avances, Estados Unidos pronto superará las 200 mil muertes por el virus SARS-CoV-2 y se confirma que decenas de miles de estadounidenses están infectados cada día. El número de fallecidos por la enfermedad sigue siendo en gran parte un factor de cuántos están infectados en primer lugar: cuantas más personas se enferman, más mueren.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han enfatizado que el cubrebocas es la mejor protección disponible contra el virus para la mayoría de las personas. Y los expertos advierten que el patógeno sigue siendo muy peligroso y puede matar incluso a personas aparentemente sanas.

“Incluso con estos avances, esta no es una enfermedad benigna”, remarcó Leora Horwitz, profesora asociada de salud y medicina poblacional en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, quien realizó el estudio en ese estado sobre las hospitalizaciones por COVID-19.

“Esto no significa que el nuevo coronavirus sea ahora una enfermedad no peligrosa. Sigue siendo una amenaza muy grave para la salud pública”, aclaró.

El número correcto

Funcionarios de salud pública, epidemiólogos, observadores y otros han analizado cómo se desarrolla la pandemia, buscando cómo medir la letalidad del virus.

El recuento de muertes como porcentaje de la población en general arroja luz sobre el alcance de la pandemia. El exceso de mortalidad compara las muertes con lo que se espera que sea la tasa de mortalidad. Pero ninguno de los métodos ofrece información sobre si el patógeno se está volviendo más o menos mortal para una persona con un caso grave.

Incluso mirar las muertes por el número de casos confirmados puede ser engañoso ya que el resultado es en gran parte una función de las pruebas, dicen los expertos. Si se contabilizan muchos casos leves o asintomáticos, las tasas de mortalidad serán más bajas. En Europa, por ejemplo, hay indicios anecdóticos de una tendencia similar, aunque gran parte de la tasa de mortalidad más baja puede deberse a que se encuentran más casos en personas más jóvenes y saludables, algo que está ocurriendo en EU.

“Tienes que entender a quién estás analizando y luego cuál es la tasa real de mortalidad para ese grupo demográfico“, comentó Aaron Glatt, jefe de enfermedades infecciosas del hospital Mount Sinai South Nassau.

Incluso existe la hipótesis de que las medidas de salud pública como el uso de máscaras y el distanciamiento pueden ayudar a disminuir la cantidad del virus SARS-CoV-2 con los que se infectan las personas, lo que lleva a casos menos graves porque el cuerpo no se ve abrumado por una gran dosis de virus a la vez.

“A pesar de que se están infectando con el virus, tal vez están recibiendo una dosis menor del virus y, por lo tanto, se están enfermando menos”, dijo Horwitz.

Lecciones aprendidas

En Nueva York, la primera ciudad importante de EU afectada por el virus, el conocimiento entre los médicos fue limitado a medida que los casos llegaban a las salas de emergencia esta primavera. Ha habido más de 27 mil muertes confirmadas y probables por la pandemia en la ciudad, la mayoría de ellas registradas en el pico del brote en marzo y abril.

A medida que el brote se extendió a otras partes del país, como Texas, los trabajadores de la salud tuvieron más tiempo para prepararse y aprender qué funciona.

“Teníamos un ‘libro de jugadas’ incluso antes de que empezáramos a ver a ningún paciente en Texas”, recordó Robert Hancock, presidente del Colegio de Médicos de Emergencia de Texas. “Entendemos mucho mejor las cosas que funcionan en este momento con el COVID”.

Desde marzo, los médicos han aprendido lecciones valiosas, no solo sobre cómo garantizar que los hospitales no se queden sin camas de terapia intensiva y ventiladores, sino también sobre cómo poner al paciente boca abajo puede ayudar. Dar esteroides a los pacientes desde el principio y tratarlos con anticoagulantes también puede mejorar el pronóstico de una persona.

“Ahora que sabemos que es posible que necesitemos comenzar a tomar anticoagulantes y heparina a estos pacientes con bastante rapidez, eso está ayudando”, indicó Diana L. Fite, presidenta de la Asociación Médica de Texas.

“Muchas de estas muertes por COVID se deben a la coagulación de la sangre; los coágulos de sangre arruinan sus órganos”, explicó.

Aunque todavía no hay cura para el nuevo coronavirus, todas las mejoras en el tratamiento y las medidas preventivas combinadas contribuyen a mejorar el pronóstico de los pacientes, remarcó Fite. En Texas, ha habido al menos 14 mil 590 muertes por el virus, según el Departamento de Servicios de Salud del Estado de Texas.

“Incluso si estas cosas no son curas, ayudan a mejorar un pequeño porcentaje”, destacó Fite. “Agregas varias de esas cosas y obtienes un mejor resultado en general”.

Con información de El Financiero

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¿Cuál es la temperatura máxima que soporta el cuerpo humano?

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó sobre una segunda ola de calor que afectará a varios estados del país, por lo que la dependencia advirtió sobre posibles golpes de calor que pueden afectar a las personas.

Ante esta advertencia surge la duda, ¿cuál es la temperatura máxima que soporta el cuerpo humano?

De acuerdo a una investigación de Lewis Halsey de la Universidad de Roehampton, Inglaterra, la temperatura máxima a la que el cuerpo humano ya no se puede autorregular está entre los 40 y los 50 grados centígrados, por lo que el cuerpo humano puede soportar temperaturas máximas de 39 grados centígrados.

Según indica este estudio, una vez que el cuerpo alcanza esas temperaturas máximas se experimenta el “estrés, provocando náuseas, mareos, confusión, dolor de cabeza y desmayos.

Para conocer este resultado, se llevó a cabo un experimento en el año 2021 en el cual participan cuatro hombres y tres mujeres, esto con la finalidad de conocer el aumento de la tasa metabólica, el proceso con el que se mide que tanta energía consume el ser humano para seguir funcionando.

Ante esto, los resultados arrojaron que con cada persona el experimento fue diferente, pues su reacción al calor varió dependiendo a su edad, sexo y si se padecía algún trastorno médico, pues en algunas personas la tasa metabólica no aumentó a los 40 grados, pero si a los 50.

Con esto la investigación se enfocó en analizar el intervalo de temperaturas en el que la tasa metabólica (o sea la cantidad de energía mínima que necesita el cuerpo para realizar funciones básicas) puede seguir controlando la temperatura de nuestros órganos vitales sin consumir grandes cantidades de energía, a lo que se conoce como temperatura central.

Ahora, si el cuerpo humano llega a su temperatura máxima esto puede causar varios efectos peligrosos para la salud, llegando incluso a la muerte.

“Las proteínas del cuerpo empiezan a desnaturalizarse: dejan de funcionar, y los impulsos nerviosos no funcionan tan bien. El sistema nervioso es menos eficaz, y eso es integral para el cuerpo“, explica el científico y agrega que igual comenzaría a afectar al corazón.

“Si eso genera una arritmia y el corazón no bombea sangre con la misma eficacia por todo el cuerpo porque está ‘desincronizado’, eso podría causar niveles bajos de oxígeno. Si los niveles de oxígeno en el cerebro están indefensos, entonces tienes un verdadero problema“, indicó por último.

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Se disparan indicadores del cambio climático

Según la Organización Meteorológica Mundial, el año pasado registró un alarmante incremento en los indicadores del cambio climático: emisiones de gases de efecto invernadero, aumento de la temperatura y del nivel del mar, acidificación de los océanos, disminución de la capa de hielo de la Antártida y derretimiento de los glaciares. Este año, continúa la tendencia preocupante, con temperaturas del mar persistentemente elevadas, confirmando las predicciones de los científicos climáticos.

Francisco Estrada Porrúa, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, advierte que este fenómeno, aunque esperado, está progresando a un ritmo sorprendente. El aumento de temperatura, exacerbado por eventos climáticos extremos como El Niño, representa una amenaza inminente, acercándonos peligrosamente al límite crítico establecido por el Acuerdo de París.

La principal causa del cambio climático sigue siendo la masiva emisión de gases de efecto invernadero por actividades humanas. Estrada Porrúa subraya que este fenómeno complica enormemente los desafíos globales, como el hambre cero, al afectar la producción agrícola y la biodiversidad. En México, el impacto es evidente: la temperatura ha aumentado a un ritmo alarmante, afectando la disponibilidad de recursos hídricos y provocando cambios significativos en los patrones de lluvia.

El informe “Estado y perspectivas del cambio climático en México: un punto de partida”, publicado por el Programa de Investigación en Cambio Climático y el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, revela que el país se está calentando a un ritmo más acelerado que el promedio mundial, con consecuencias devastadoras para la agricultura, la biodiversidad y la economía.

Las ciudades, especialmente, sufren los impactos combinados del calentamiento global y el calentamiento local causado por la urbanización. Estrada Porrúa destaca que urbes como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey enfrentarán pérdidas económicas significativas debido a este fenómeno.

Sin embargo, revertir o controlar el cambio climático es un desafío complejo. Estrada Porrúa enfatiza que, aunque se pueden mitigar los efectos, no existe una solución definitiva. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es fundamental, pero las tendencias actuales muestran un aumento preocupante en estas emisiones, tanto a nivel global como en México.

El investigador advierte sobre la urgencia de tomar medidas más serias frente al cambio climático. A pesar de los esfuerzos de investigación, persisten lagunas de información y falta de recursos para abordar adecuadamente este problema. Los desastres naturales extremos, como el huracán Otis, son solo un ejemplo de las consecuencias devastadoras que podemos esperar si no actuamos con determinación.

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Admite AstraZeneca que su vacuna vs Covid-19 puede provocar -fuerte efecto secundario-

El laboratorio AstraZeneca admitió que su vacuna contra el Covid-19 podría tener “un efecto secundario raro”. La empresa habría admitido ante la Justicia de Gran Bretaña las posibles consecuencias de sus dosis, según informan los medios extranjeros.

Múltiples personas demandaron a la compañía multinacional por los efectos adversos de las inoculaciones que se dieron durante la pandemia del 2020. El medio británico The Telegraph señaló que acorde a las nuevas investigaciones habría compensaciones de hasta 125 millones de dólares para los demandantes.

¿Cuáles son los efectos de la vacuna contra el Covid-19 de AstraZeneca?

El laboratorio admitió ante un tribunal de Gran Bretaña que su vacuna podría causar un “efecto secundario raro”, conocido como síndrome de trombosis con trombocitopenia.

Pese a que la compañía Pharma ya había señalado en un paper publicado en 2021 la posibilidad de ese efecto adverso en casos muy raros, en la actualidad no reconoce las afirmaciones de que ha habido un giro en los documentos judiciales.

Por su parte, los abogados querellantes señalaron que la vacuna generó una reacción adversa grave en muchas personas y que tuvo efectos importantes en las familias. Los acuerdos con el laboratorio podrían ascender a más de 100 millones de libras, según el diario inglés.

¿Qué dice la investigación judicial sobre las vacunas de Astra Zeneca?

El medio británico informó que el laboratorio multinacional admitió la presencia de los efectos secundarios en su defensa legal en el caso de un paciente afectado de nombre Jamie Scott.

El hombre habría sufrido una lesión cerebral irreversible tras desarrollar un coágulo de sangre y una hemorragia en su cabeza luego de vacunarse en abril de 2021. La causa también implica un daño moral, ya que el hospital avisó a su esposa (tiene dos hijos) que su marido moriría.

Pese a que AstraZeneca negó en público la influencia directa de sus inoculaciones en el problema de Scott, el documento legal presentado por su defensa admite la patología “en casos muy raros”, aunque desconoció “el mecanismo causal” e instó a que se realice una pericia más profunda.

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