El regreso de Donald Trump pone en jaque la política climática de Estados Unidos

La inminente toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos plantea un sombrío panorama para la política climática global. Tras un mandato previo marcado por el desmantelamiento de regulaciones ambientales y la salida del país del Acuerdo de París, el segundo periodo del magnate augura un nuevo retroceso en los avances contra el cambio climático.

Trump ha prometido priorizar los combustibles fósiles, relajando regulaciones ambientales y revirtiendo medidas clave de su predecesor, Joe Biden. Durante su campaña electoral, reafirmó su apoyo al sector petrolero con frases como “Perforar, cariño, perforar”, en referencia a la expansión de la explotación petrolera.

En contraste, la administración Biden ha destinado 370 mil millones de dólares al combate del cambio climático mediante la Ley de Reducción de la Inflación, promovió los vehículos eléctricos y fijó una meta ambiciosa: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 66 % para 2035. Sin embargo, estas acciones enfrentan ahora el riesgo de ser desmanteladas por el próximo gobierno.

Impacto global: el “efecto Trump”

La influencia del regreso de Trump ya se siente en el ámbito económico y empresarial. Los principales bancos estadounidenses, entre ellos JP Morgan, Citigroup y Goldman Sachs, abandonaron recientemente la Alianza Bancaria Cero Emisiones, iniciativa respaldada por Naciones Unidas. Asimismo, BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo, se retiró de una coalición similar debido a presiones de estados republicanos, provocando la suspensión de las actividades de la alianza.

En el sector energético, compañías como BP han reducido su apuesta por las energías renovables. La llegada de Trump podría acelerar esta tendencia, fortaleciendo a las industrias de petróleo y gas en detrimento de las energías limpias.

En el plano internacional, las negociaciones climáticas también se complican. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) no logró acuerdos significativos sobre la eliminación de subsidios a los combustibles fósiles, reflejando el clima de incertidumbre global.

Un gabinete climático controvertido

Los nombramientos para el gabinete de Trump refuerzan la preocupación por un giro radical en la política climática. El excongresista Lee Zeldin, defensor de los combustibles fósiles, encabezará la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Por su parte, Chris Wright, fundador de una empresa líder en fracturación hidráulica, dirigirá el Departamento de Energía, mientras que Brooke Rollins, conocida negacionista del cambio climático, estará al frente de Agricultura.

Estas decisiones han desatado críticas. Joe Biden calificó al equipo de Trump como “desfasado” y aseguró que su falta de acción frente al cambio climático representa “la mayor amenaza existencial para la humanidad”.

Resistencia en los tribunales

Ante este escenario, grupos ambientalistas han anunciado que desafiarán las políticas de Trump en los tribunales, buscando frenar la expansión de los combustibles fósiles y proteger las regulaciones climáticas implementadas por Biden.

El impacto definitivo del regreso de Trump a la Casa Blanca será evaluado en los próximos años, pero ya está claro que su mandato representa un desafío significativo para los esfuerzos globales en la lucha contra el cambio climático.