Politica
Elección 2021, el escenario político electoral de Chihuahua más complejo de los últimos 35 años: Reyes Castro
Creo que lo que hace tan complicada la elección del 2021 en Chihuahua es la derrota estrepitosa que sufrió el PRI en 2016 y 2018, la emergencia de MORENA como un partido-movimiento, sin constituirse aun como partido político y sus posibilidades reales de ganar la elección de gobernador, más las características personales de Javier Corral como actual gobernador del Estado.
El ser observador y durante mucho tiempo actor de la política estatal como militante del PRI, me ha permitido ver muy de cerca siete procesos de selección de candidatos a la gubernatura del Estado.
Yo diría que las siete sucesiones en el PRI no hay problema para interpretarlas, siempre ha sido una decisión cupular tomada en el centro del país o por el presidente de la república o cuando el PRI no ha ocupado la presidencia por el presidente del partido revolucionario institucional.
En el PRI, esas decisiones cuando era un partico hegemónico solamente se hacía llegar el nombre del ungido y toda la estructura partidaria se alineaba en torno al seleccionado.
A partir de 1986 en que el PRI enfrentó una real competencia electoral con el partido acción nacional la decisión de quien debía ser el candidato siguió siendo centralizada pero de alguna manera se consenso con el gobernador del estado, como fueron los casos delas candidaturas de Jesús Macías, de Reyes Baeza, de César Duarte y de Enrique Serrano. En el caso de Patricio Martínez la decisión se tomó en el centro sin necesidad de generar un consenso pues el gobierno del estado estaba en manos del PAN.
El PAN nunca tuvo problema para seleccionar candidato, más bien batallaban para conseguirlo, pues a hasta 1986 los candidatos del PAN estaban destinados a la derrota electoral y en el 86 y 92 tampoco tuvo problemas porque Francisco Barrio era la figura carismática indiscutible dentro de ese partido.
Pero en la sucesión de Francisco Barrio en el 98, el proyecto de Barrio por nominar como candidato a Eduardo Romero fue derrotado por la vida democrática que con relativa autonomía se practica en el PAN, así surgió la candidatura de Ramón Galindo.
A partir de entonces el Pan ha tenido fuertes disputas internas para seleccionar a su candidato a gobernador y hoy, en 2020 en una sucesión adelantada enfrenta el más grave conflicto interno de su historia en Chihuahua para designar su candidato a gobernador, lo puede llevar a la derrota cuando tendría grandes posibilidades si lograra la unidad interna.
En 2020 en México todo se ha complicado y Chihuahua no tiene por qué ser la excepción. Una crisis generalizada de seguridad y de aplicación de justicia, una pandemia que sume al país en una profunda crisis económica como corolario del estancamiento de 2019. Un sistema de salud con 30 años de abandono y muchas cosas más.
El escenario político electoral de Chihuahua es el más complejo de los últimos 35 años pues a todos los factores mencionados que propiamente no son electorales se le traslapa la elección del 2021 en la que se elegirán diputados federales y locales, gobernador del estado, presidentes municipales y síndicos.
¿Qué tenemos? Un PRI desfondado en dos elecciones sucesivas, 2016 y 2018, que ante las detenciones de Emilio Lozoya y de Cesar Duarte, electoralmente se hunda más. Un partido movimiento como MORENA que desde la elección del 2018 está desmovilizado y con fuertes pugnas internas, unas ocasionadas a nivel nacional y otras por los diversos grupos que actúan a nivel local.
Recordemos que en 2018 obtuvo importantes triunfos en el municipio de Juárez y en Cuauhtémoc, además de ganar la senaduría, pero que en elecciones municipales solamente pudo ganar 4 de 67 que se disputaron y ninguna diputación local fuera de Juárez y Cuauhtémoc.
La explicación fundamental de esos resultados está en la arrolladora candidatura a Presidente de la República de Andrés Manuel López Obrador, fortaleza con la que no contará MORENA en la elección de 2021.
Junto a eso, MORENA estatalmente no tiene más que debilidades, solo tiene la fuerza de los programas sociales que asignan dinero en efectivo a importantes sectores de población y como propagandistas a los servidores dela nación. De ahí en más no hay liderazgos con presencia estatal, no tiene una estructura territorial, y los diversos grupos están enfrentados entre sí de manera permanente.
El PAN, que en la elección del 2018 tuvo retrocesos en los cargos de elección federales pero que básicamente conservó su fortaleza en elecciones locales, desde el inicio de la administración de Corral se observa una pugna interna entre el gobernador y la corriente que encabeza María Eugenia Campos como Presidenta Municipal de Chihuahua.
Yo no encuentro más explicación que los diferendos que produce la naturaleza humana, los temperamentos y pasiones propios de los individuos y posibles intereses económicos y políticos que en toda posición de poder público se dan de manera natural, pues al final del día ambos representan los intereses de un Partido de Derecha, aunque Corral de vez en cuando se disfraza de simpatizante de la izquierda light y también simpatiza con posiciones del clero católico un tanto progresista.
El PAN tiene o tenía grandes posibilidades de ganar la elección de gobernador del 2021 pues tiene una buena candidata en la persona de la alcaldesa de Chihuahua, que en la última elección sacó de ventaja a Morena un poco más de cien mil votos.
Es evidente que Javier Corral está dispuesto a hacer todo lo bueno y todo lo malo para frustrar la candidatura de María Eugenia Campos, sus razones tendrá, pero esas razones atentan contra la competitividad del PAN, pues a corto plazo, si no es que ya, habrá una fractura interna dentro de su Partido.
En esta pugna interna del PAN por la sucesión, todo parece indicar que Javier Corral quiere imponer a Gustavo Madero que viene de una reciente derrota en el 2018.
Veremos en los próximos meses si Corral llega al extremo de obtener una orden de aprensión en contra de su compañera de Partido pues ha hecho pública la posible comisión de delitos de María Eugenia Campos en perjuicio de la Hacienda Pública.
Sería muy importante que el gobernador busque la aplicación de la Ley de manera pareja y no selectiva, que todo el batidero político que sea generado se dirima con transparencia en los tribunales.
También veremos si la vida democrática, que es tradición en el PAN, es suficiente para tomar la decisión correcta.
Me parece que es un mal común de los gobernadores del estado de Chihuahua al momento de decidir por su sucesión deciden más por sus filias o fobias que por una correcta estrategia electoral creo que el único que se salva de ese error fue Patricio Martínez.
Tomada de La Opción .