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Embajador designado de EU en México no descarta acciones militares contra cárteles, pero prioriza colaboración bilateral

Ronald Johnson, nominado por el presidente estadounidense, Donald Trump, para ocupar el cargo de embajador de Estados Unidos en México, no descartó este jueves la posibilidad de acciones militares contra los cárteles de drogas, recientemente declarados como organizaciones terroristas por Washington. Sin embargo, enfatizó que la prioridad de su administración será mantener y fortalecer la colaboración con las autoridades mexicanas.
Durante su comparecencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Johnson señaló que cualquier medida contra los cárteles debería realizarse en coordinación con México. “Creo que cualquier decisión de tomar medidas contra los cárteles en México, nuestro primer deseo sería que se hiciera en colaboración con nuestro socio mexicano”, afirmó. No obstante, dejó en claro que, en caso de que la vida de ciudadanos estadounidenses esté en riesgo, “todas las cartas están sobre la mesa”, sugiriendo que no se descarta el uso de la fuerza militar si es necesario.
Johnson, quien aún espera la confirmación del Senado para asumir el cargo, destacó la importancia de la relación bilateral entre Estados Unidos y México, calificándola como “de suma importancia y complejidad”. Reconoció los esfuerzos recientes del gobierno mexicano para fortalecer la seguridad en la frontera, como el despliegue de 10,000 efectivos de la Guardia Nacional y la aceptación de la política de deportación de migrantes implementada por Estados Unidos.
El nominado embajador también expresó optimismo sobre la nueva administración en México, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, aunque reconoció que su gobierno aún es joven. “Creo que hay oportunidades para que trabajemos juntos más estrechamente, en particular en lo que respecta al intercambio de información de inteligencia para rastrear precursores químicos y el flujo de drogas hacia y desde México”, añadió.
Johnson prometió impulsar la defensa de la seguridad nacional estadounidense, con un enfoque especial en combatir el tráfico ilegal de drogas y personas en la frontera sur. Su postura refleja la estrategia de la administración Trump, que ha intensificado su lucha contra los cárteles tras declararlos organizaciones terroristas, una medida que ha generado tensiones pero también oportunidades para una mayor cooperación bilateral.
