Politica
¿Qué similitudes tienen México, Brasil y EU ante el COVID-19?
Estados Unidos, México y Brasil comparten dos cosas. La primera, el tener líderes que llegaron al poder sin ser parte del establishment y que, contraviniendo a la ciencia, se han negado a imponer medidas estrictas frente al coronavirus. La segunda, estar entre las 10 primeras naciones más golpeadas por la pandemia.
Andrés Manuel López Obrador, Jair Bolsonaro y Donald Trump han sido calificados de populistas y han viajado a contracorriente de la gran mayoría de las naciones en donde se han ido imponiendo medidas estrictas y el uso del cubrebocas obligatorio, dejando un resultado en el que Estados Unidos es el país más golpeado por la pandemia de COVID-19 co más de 4 millones de contagios y 144 mil decesos, según los datos arrojados por la Universidad John Hopkins.
Seguido de Estados Unidos se encuentra Brasil, con más de 2 millones de contagiados y casi 83 mil víctimas fatales. Por su parte, México ocupa el sexto lugar en contagios, con más de 370 mil casos y 41 mil 908 decesos causados por el virus de COVID-19.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro ha dado positivo en tres pruebas de COVID-19, sin embargo se le ha visto paseando en motocicleta y sin portar mascarilla, deteniéndose a platicar con la gente.
Los expertos advierten de los riesgos de las políticas de estos tres jefes de Estado. Lo que está en juego, dicen, son vidas, pero también la subsistencia política.
“Los líderes populistas confían en que saben lo que es mejor para solucionar los problemas que sus sociedades confrontan. Se resisten a confiar en la ciencia y la experiencia”, dice Michael Schifter, presidente de Inter-American Dialogue, centro de análisis de políticas públicas en Estados Unidos. Pero eso tiene consecuencias. “Frente a la pandemia del coronavirus, algunos populistas han negado y minimizado la severidad de la crisis. Conforme aumentan los casos y muertes, estos líderes están pagando un precio político”, explica.
Cynthia Arnson, directora para el programa de Latinoamérica del Woodrow Wilson Center, no cree que el populismo sea el problema. “No hay nada inherente en el populismo que vaya contra la ciencia o la salud pública”, dice a este diario. Lo que tienen en común los líderes populistas es “una concentración y personalización del poder, así como el rechazo de las instituciones reguladoras, incluyendo los ministerios de Salud”.
Los populistas no tienen que rechazar la ciencia
“Ser populista no necesariamente quiere decir que uno tiene que rechazar la ciencia”, declaró Charles T. Call, quien puso como ejemplo al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien ha tomado en serio el virus enfatizando en bases científicas.
Eso, alerta, no quiere decir que las políticas de Bukele sean las mejores, y recuerda que “ha arrestado a mujeres solo por ir a la tienda durante la cuarentena”, pero sí muestra que, “aunque los populistas suelen descartar la ciencia, no todos lo hacen, ni es una característica necesaria”.
En contraste, Trump, Bolsonaro y López Obrador sí comparten el rechazo a los consejos que vienen de instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), o los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).
“Cada uno de estos tres presidentes niega la importancia de la ciencia y la investigación científica”, comenta Duncan Wood, director del Instituto México en el Wilson Center. “Cada uno de los tres odia ser contradecido y tiene un problema con los hechos”, añade. A ellos les tocó encabezar en tiempos de crisis cuando, dice Wood, “los votantes están buscando que les den seguridad, certidumbre y liderazgo fuerte; negar los hechos compromete gravemente la capacidad de estos tres presidentes de proveer estas tres cosas”.