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¿Quiénes eran Carmen Serdán y Hermila Galindo, las mujeres que aparecen en los nuevos billetes de mil pesos?
Aunque durante mucho tiempo el papel de las mujeres en la Revolución Mexicana quedó olvidado o su importancia se basó en las soldaderas, hasta con canciones y corridos, lo cierto es que desde distintas trincheras aparecieron las revolucionarias que impulsaron una causa por la libertad e igualdad en nuestro país, tal como Carmen Serdán Alatriste o la periodista Hermila Galindo.
El reconocimiento de estas dos figuras clave para la Revolución Mexicana y el feminismo por parte del Estado es relativamente joven, tiene unos cuantos años que sus nombres figuran en los libros de Historia o son referentes de programas sociales y ya hasta llegaron al billete de mil pesos emitido por el Banco de México. Ahora, Sor Juana Inés de la Cruz no es la única mujer que aparece en la serie de billetes del Banxico.
Para conocer por qué son tan importantes y cuál fue su lucha, por México y las mujeres mexicanas, va un poco sobre su vida.
Carmen Serdán
María del Carmen Serdán Alatriste nació en Puebla el 11 de noviembre de 1873, en una familia de ideas liberales. Junto con sus hermanos Aquiles, Máximo y Natalia formó parte del movimiento antirreeleccionista y la Revolución Mexicana.
De hecho, Serdán Alatriste perteneció al Partido Nacional Antirreeleccionista que fue fundado precisamente por su hermano, Aquiles, y Francisco I. Madero en oposición a las ambiciones de Porfirio Díaz, quien buscaba preservar el poder, pese a que estuvo en la silla presidencial por más de 30 años.
Además, Carmen no sólo acompañó a sus hermanos y hermana en la lucha. La poblana también formó parte del club local antirreeleccionista Luz y Progreso, escribió para El Hijo del Ahuizote y su activismo se tradujo en ayudar en todo lo necesario para organizar un levantamiento armado.
¿Cómo? Junto con otras mujeres, conocido como ‘Las socias de Carmen Serdán’ e integrado por su hermana Natalia, Filomena del Valle y las hermanas Guadalupe, Rosa y María Narváez Bautista, Carmen participó en el almacenamiento de armas, en la antesala del levantamiento armado, y el espionaje.
Serdán usó el pseudónimo de Marcos Serrato e hizo viajes al extranjero (Texas, Estados Unidos) para entregar mensajes a Francisco I. Madero o recabar dinero y recursos para la causa antirreeleccionista, de acuerdo con la historiadora María Teresa Martínez-Ortiz en el artículo ‘Carmen Serdán: la invisibilidad histórica de las guerreras de la Revolución Mexicana frente a las representaciones culturales del mito de la soldadera’.
En este contexto, el 18 de noviembre de 1910, poquito antes de los levantamientos armados en Chihuahua, Durango, San Luis Potosí, Coahuila, Veracruz, Morelos y Guerrero que constituyeron el inicio de la revolución, Carmen y sus hermanos se levantaron en armas y tuvieron que defender su casa ante los embates del gobierno.
Más tarde, María del Carmen fue capturada y enviada a la prisión de La Merced. Pasó un largo rato para que ella pudiera salir de reclusión y trabajara como enfermera.
Eso sucedió cuando Victoriano Huerta, quien llegó al poder mediante un golpe de Estado contra Madero, fue derrotado por las fuerzas Carrancistas.
Carmen Serdán pasó sus últimos años en Puebla y murió el 28 de agosto de 1948.
Hermila Galindo: de la revolución a la lucha por el voto de las mujeres
La historia de Hermila Galindo tuvo sus alcances un poco más allá del derrocamiento de Porfirio Díaz, con la intención de que la revolución también le hiciera justicia a las mexicanas a través del derecho al voto y la equidad e igualdad ante la ley.
Maestra, feminista y periodista, Hermila Galindo Acosta tuvo su primer acercamiento con la Revolución Mexicana al lado del movimiento antirreeleccionista.
En 1911, Galindo se mudó de Durango a la Ciudad de México, donde tras la decena trágica conoció a los constitucionalistas Abraham González y Venustiano Carranza.
Como secretaria particular de Carranza, Galindo intentó incidir en la creación de una nueva constitución. ¿Cómo? La periodista pidió el derecho de las mujeres al voto.
Sin embargo, el Congreso Constituyente ignoró su petición bajo el argumento de que las actividades de las mujeres no habían salido “del círculo del hogar doméstico” y tampoco de los integrantes masculinos de la familia.
Al final, Hermila Galindo no pudo ser testigo de la materialización del voto femenino, pero cimentó las bases para que fuera una realidad.
Con información de Sopitas