Internacional
Carlos III despoja de títulos y honores al príncipe Andrés tras su vínculo con el caso Epstein

En una decisión sin precedentes en la historia reciente de la corona británica, el rey Carlos III retiró este jueves todos los títulos, honores y tratamientos protocolarios a su hermano, el príncipe Andrés, y dispuso su salida de la residencia oficial que ocupaba en el Royal Lodge. La medida, anunciada por el Palacio de Buckingham, llega tras semanas de creciente presión pública y mediática por la relación del ahora expresidente con el delincuente sexual Jeffrey Epstein.
A partir de ahora, Andrés —hijo de la fallecida reina Isabel II— dejará de ser designado como “su alteza real” y será conocido legalmente como Andrés Mountbatten-Windsor. En un comunicado, la Casa Real señaló que “estas medidas se consideran necesarias, a pesar de que él continúa negando las acusaciones en su contra”, y subrayó que los pensamientos de Sus Majestades “están con las víctimas y supervivientes de cualquier forma de abuso”.
Una crisis prolongada
La situación del duque de York —título al que también renunció este mes— se agravó tras la divulgación de correos electróniques que demostraban que mantuvo contacto con Epstein durante más tiempo del que había reconocido públicamente. A esto se sumó la publicación póstuma de las memorias de Virginia Roberts Giuffre, una de las víctimas de Epstein, donde detalló tres encuentros sexuales supuestamente forzados con Andrés y afirmó que este “actuaba como si creyera que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento”.
Aunque Andrés, de 65 años, siempre negó las acusaciones, en 2022 llegó a un acuerdo extrajudicial por millones de dólares con Giuffre, a quien reconoció como “víctima de trata”. La demandante, cuya muerte por suicidio se produjo en abril pasado a los 41 años, había interpuesto una demanda civil en su contra en Nueva York.
Consecuencias definitivas
La salida del príncipe Andrés de la vida pública comenzó en 2019, tras una desastrosa entrevista en la BBC en la que intentó defenderse de las acusaciones. No obstante, la decisión de Carlos III —quien desde su ascenso al trono ha mostrado intención de modernizar y ajustar la monarquía— representa la sanción más severa impuesta hasta ahora, marcando una clara ruptura con un pasado de impunidad percibida y enviando un mensaje de renovación institucional en uno de los momentos más delicados para la familia real británica.