Internacional
El Dalai Lama llama a iniciar la búsqueda de su sucesor y excluye a China del proceso

A pocos días de cumplir 90 años, el Dalai Lama difundió un mensaje pregrabado en el que llamó oficialmente a iniciar la búsqueda de su sucesor, es decir, su reencarnación, conforme a las tradiciones del budismo tibetano. La decisión reafirma la continuidad de esta institución espiritual milenaria y, al mismo tiempo, representa una postura firme frente a las intenciones de injerencia por parte del gobierno chino.
“El proceso para el reconocimiento de un futuro Dalai Lama se estableció claramente en la declaración del 24 de septiembre de 2011, que indica que esta responsabilidad recaerá exclusivamente en los miembros del Gaden Phodrang Trust, la Oficina de Su Santidad el Dalai Lama”, señala el comunicado divulgado por su equipo.
Con esta declaración, el líder espiritual no solo confirmó que habrá un próximo Dalai Lama —contrario a versiones anteriores que sugerían que podría ser el último en su linaje—, sino que también dejó en claro que China no tendrá participación en el proceso de sucesión. Beijing ha manifestado en repetidas ocasiones su intención de intervenir en la elección del nuevo líder, lo que ha generado tensiones políticas e internacionales.
La institución del Dalai Lama fue establecida en 1587. Desde entonces, según las creencias del budismo tibetano, su espíritu ha reencarnado en 14 cuerpos distintos. El actual líder, Tenzin Gyatso, fue reconocido como la decimocuarta encarnación y asumió el cargo en 1940, cuando apenas era un niño.
En 1959, tras un levantamiento fallido contra el dominio chino en el Tíbet, Tenzin Gyatso se vio obligado a huir a la India, donde ha vivido en el exilio desde entonces, en la ciudad de Dharamshala. Su figura se ha mantenido como símbolo de la resistencia tibetana y como uno de los líderes espirituales más influyentes del mundo.
La sucesión del Dalai Lama no solo es un asunto religioso, sino también profundamente político. El control del proceso tiene implicaciones para el futuro del Tíbet, su autonomía cultural y su identidad espiritual. El mensaje de Tenzin Gyatso, por tanto, no es únicamente una señal de continuidad religiosa, sino también una declaración de soberanía frente a las presiones del gobierno chino.
