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¿Se justifica la declaratoria de Trump para detener migrantes en la frontera?

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró emergencia nacional en la frontera con México, afirmando que la “soberanía de Estados Unidos está bajo ataque”. Sin embargo, la medida llega en un contexto de disminución histórica en los cruces ilegales, marcando una notable diferencia con los años anteriores.
Un panorama de calma en la frontera
La declaratoria de emergencia ocurre mientras los cruces ilegales en la frontera sur se encuentran en su nivel más bajo en años. En diciembre, las detenciones cayeron a cerca de 47 mil, una reducción de más del 80% en comparación con los 250 mil registrados en el mismo periodo del año anterior. Este descenso ha sido atribuido, en parte, al endurecimiento de las políticas migratorias durante el último año de la presidencia de Joe Biden, así como al fortalecimiento de la vigilancia en territorio mexicano.
La Patrulla Fronteriza reportó cambios significativos en sus operaciones, pasando de gestionar grandes grupos de solicitantes de asilo a realizar un trabajo más tradicional: rastrear pequeños grupos que intentan eludir la captura. En San Diego, donde el año pasado se registraron altos niveles de cruces ilegales, los agentes detuvieron a 12 personas en un recorrido de seis horas el jueves, un escenario que contrasta con la sobrecarga de años previos.
El despliegue militar
Como parte de su respuesta, Trump ordenó el despliegue inicial de 1,500 tropas en puntos clave como San Diego, California, y El Paso, Texas. Según el mandatario, este refuerzo militar busca proteger la frontera y detener la entrada ilegal de migrantes. Sin embargo, críticos cuestionan la necesidad de tal medida en un momento en que las cifras de migración han disminuido de manera significativa.
Durante su declaración, Trump afirmó que la emergencia es necesaria para “proteger la seguridad de los ciudadanos de Estados Unidos” y garantizar el cumplimiento de las leyes migratorias.
El reto de las deportaciones
Uno de los principales desafíos que enfrenta la administración de Trump es el costo y la logística de deportar a migrantes provenientes de países lejanos. Gobiernos como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba han restringido o limitado los vuelos de repatriación, complicando los esfuerzos de las autoridades estadounidenses para devolver a los migrantes a sus lugares de origen.
La frontera bajo Biden y Trump
Durante el mandato de Biden, las detenciones en la frontera sur superaron los dos millones anuales en 2022 y 2023, lo que generó críticas por parte de la oposición republicana. No obstante, las políticas implementadas en la última etapa de su gobierno, como las restricciones al asilo en junio de 2024, contribuyeron a una reducción significativa en los cruces.
Trump, por su parte, señaló que estas acciones no fueron suficientes y destacó los niveles mínimos registrados en 2017, al inicio de su primer mandato, como el estándar a recuperar.
Un cambio en la dinámica migratoria
La escena en la frontera ha cambiado drásticamente. Los agentes de la Patrulla Fronteriza ahora trabajan en zonas montañosas, siguiendo pequeños grupos que buscan evitar la captura. Los días de grandes aglomeraciones de solicitantes de asilo, esperando en condiciones extremas para entregarse, parecen haber quedado atrás.
Sin embargo, la implementación de las nuevas órdenes dependerá de cómo Trump financie la detención y el transporte de los migrantes, así como de los acuerdos diplomáticos que logre con los países que se niegan a recibir a sus ciudadanos.