Internacional
El audaz plan de Estados Unidos para que el piloto de Maduro desviara su avión y facilitara su captura

el agente federal Edwin López intentó reclutar al piloto principal de Nicolás Maduro para que traicionara al mandatario venezolano y facilitara su captura por parte de Estados Unidos. La propuesta, que incluía una sustancial recompensa económica para el aviador, constituye uno de los capítulos más audaces y arriesgados de la prolongada campaña estadounidense para lograr un cambio de régimen en Venezuela.
Los detalles de esta trama, que finalmente no se concretó, han sido reconstruidos a través de entrevistas con varios funcionarios estadounidenses, en activo y retirados, así como con un opositor de Maduro, pintando un cuadro de diplomacia de alto riesgo donde las líneas entre la aplicación de la ley y la inteligencia a menudo se desdibujan.
El origen: una pista en Santo Domingo
La trama se puso en marcha el 24 de abril de 2024, cuando un informante se presentó en la embajada de Estados Unidos en República Dominicana. Afirmó que dos de los aviones utilizados por Maduro se encontraban en el país caribeño sometiéndose a costosas reparaciones.
El caso llegó a manos de Edwin López, un exsoldado de operaciones especiales convertido en agente del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), conocido por su trabajo desmantelando redes criminales transnacionales. López identificó de inmediato una oportunidad: el mantenimiento de esas aeronaves probablemente violaba las sanciones estadounidenses, que prohíben la venta de piezas y tecnología a Venezuela.
Fue entonces cuando concibió un plan más ambicioso. Maduro era (y sigue siendo) un fugitivo de la justicia estadounidense, imputado desde 2020 por cargos federales de narcoterrorismo. ¿Y si podían convencer a su piloto de llevar al presidente a un país desde el cual pudiera ser extraditado?
La reunión secreta en el hangar
Con la autorización de las autoridades dominicanas, López interrogó a los pilotos venezolanos. La conversación, según las fuentes, fue tensa. Aunque el piloto principal se mostró cauteloso y no se comprometió, al concluir el encuentro le proporcionó a López su número de celular personal, un gesto que el agente interpretó como una señal de interés.
Lo que siguió fue un año de persistente cortejo. Incluso después de jubilarse del gobierno, López mantuvo el contacto con el piloto a través de una aplicación de mensajería cifrada. En un mensaje de agosto, el agente retirado presionó sutilmente: “Sigo pendiente a su respuesta”, escribió, adjuntando un enlace a un comunicado del Departamento de Justicia que elevaba la recompensa por la captura de Maduro a 50 millones de dólares.
Un contexto de escalada
Esta operación encubierta se enmarca en una ofensiva más amplia y pública reactivada por el presidente Donald Trump desde su regreso al poder. Solo este verano, Estados Unidos ha desplegado miles de tropas, helicópteros de ataque y buques de guerra en el Caribe en una campaña antidroga que, según reportes, ha dejado al menos 28 muertos en seis ataques contra presuntos barcos narcotraficantes.
Además, y en un movimiento significativo, Trump autorizó recientemente a la CIA para realizar operaciones encubiertas dentro de Venezuela, al tiempo que se duplicaba la recompensa por Maduro, una medida que el propio López intentó usar como incentivo final para el piloto.