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Japón rompe una barrera histórica: Sanae Takaichi se convierte en la primera mujer en liderar el gobierno

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Sanae Takaichi, de 64 años, ha sido elegida como la primera mujer en ocupar la máxima posición de poder en el país, marcando un hito en una nación que tradicionalmente ha ocupado los últimos lugares en igualdad de género entre las economías desarrolladas.

Su ascenso, sin embargo, representa más que una victoria simbólica para los derechos de las mujeres. Takaichi encarna un conservadurismo nacionalista que promete redefinir el papel de Japón en el escenario global, con posturas firmes hacia China y una estrecha alineación con el legado del asesinado exprimer ministro Shinzo Abe.

Un perfil poco convencional: del heavy metal al poder

Lejos del estereotipo del político japonés tradicional, Takaichi construyó una imagen que mezcla el nacionalismo radical con aficiones inusuales. Oriunda de Nara –antigua capital japonesa– e hija de un vendedor y una policía, la nueva primera ministra encontró inspiración en Margaret Thatcher, a quien aspira emular como la “Dama de Hierro” de Japón.

Su trayectoria personal incluye estudios universitarios en Kobe, donde descubrió su pasión por el ciclismo, y una faceta menos conocida como baterista de heavy metal, influenciada por bandas británicas como Black Sabbath e Iron Maiden.

Política de derecha populista: ¿el Trump japonés?

Analistas locales describen a Takaichi como una figura que trasciende el conservadurismo tradicional para adoptar un estilo populista de derecha, en línea con figuras como Donald Trump. Su retórica desafía abiertamente al establishment, critica a los banqueros centrales y canaliza el descontento público respecto a temas como la inmigración, el exceso de turismo y la inflación.

“Su ascenso marca un Japón más asertivo y envía un mensaje claro: el país se está desplazando más hacia la derecha”, señaló un analista político tokiota bajo condición de anonimato.

Paradoja de género y desafíos inmediatos

Aunque su elección rompe el techo de cristal más importante de la política japonesa, especialistas en género advierten que no necesariamente se traducirá en avances para las mujeres japonesas. “Takaichi llega al poder por su alineación con la vieja guardia nacionalista, no por una agenda feminista”, explicó una académica de la Universidad de Tokio.

La nueva primera ministra hereda desafíos monumentales: una economía estancada, una crisis demográfica por el envejecimiento poblacional, crecimiento salarial anémico y tensiones geopolíticas crecientes en la región.

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