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Medio ambiente

La crisis climática en Pakistán: deshielo de glaciares e inundaciones récord exponen un ciclo devastador

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El descubrimiento del cuerpo de un hombre que había permanecido congelado durante casi 30 años en los glaciares de Kohistán, revelado por el deshielo, se ha convertido en un símbolo ominoso de una crisis mucho más profunda. Pakistán enfrenta en estos momentos una nueva catástrofe: lluvias monzónicas torrenciales que han provocado inundaciones devastadoras, con un saldo provisional de al menos 820 fallecidos y alrededor de 300.000 personas evacuadas. Las autoridades advierten que las cifras podrían aumentar, ya que muchas zonas afectadas permanecen incomunicadas.

De acuerdo con Pintu Kumar Mahla, del Instituto de Investigación de Recursos Hídricos de la Universidad de Arizona, los daños recuerdan poderosamente a las inundaciones de 2022, que desplazaron a más de ocho millones de personas. En un análisis publicado en The Conversation, Mahla subraya que el país tiene “un largo historial de desastres naturales”, ahora exacerbado por el aumento de las temperaturas globales.

Un ciclo de calentamiento y deshielo

La conexión entre estos eventos es clara para la ciencia. Pakistán alberga una vasta criosfera—glaciares, nieve y hielo— que actúa como un termostato global, reflejando entre el 80% y el 90% de la luz solar. Sin embargo, el calentamiento en la región del Himalaya se está acelerando: de un aumento de 0.10 °C por década a principios del siglo XX, se ha pasado a aproximadamente 0.32 °C en las primeras décadas del siglo XXI.

Este incremento térmico derrite esa capa reflectante, creando un ciclo de retroalimentación peligroso: menos hielo significa más absorción de calor, lo que a su vez acelera aún más el deshielo. Este proceso libera grandes volúmenes de agua hacia los ríos y aumenta el riesgo de inundaciones repentinas por el desbordamiento de lagos glaciares (GLOF, por sus siglas en inglés).

Un ejemplo crítico ocurrió el 22 de agosto de 2025, cuando un lago glaciar en la región de Gilgit-Baltistán se desbordó, demostrando los peligros “en cascada” que enfrenta la región. Este evento se sumó a las lluvias torrenciales que semanas antes habían causado deslizamientos de tierra en la misma zona, dejando varadas a 200 personas.

La presión demográfica y la deforestación

La vulnerabilidad de Pakistán no se explica solo por el clima. El factor humano juega un papel crucial. Desde 1980, la población del país se ha más que triplicado, superando los 250 millones de habitantes. Mahla señala que unos 96 millones de personas viven en zonas de alto riesgo, along las riberas de los ríos y en cauces secos.

Este crecimiento explosivo ha conllevado una mayor deforestación. Según datos citados por el experto, Pakistán perdió alrededor del 8% de su cobertura arbóreaa entre 2001 y 2024, principalmente por la tala. La falta de vegetación no solo reduce la capacidad del suelo para absorber agua, aumentando el riesgo de inundaciones y deslizamientos, sino que también contribuye al aumento de las temperaturas locales.

Falta de coordinación y recursos

Frente a esta amenaza multidimensional, la respuesta institucional muestra serias deficiencias. Aunque el gobierno pakistaní ha elaborado la Estrategia Nacional de Reducción del Riesgo de Desastres para 2025-2030, Mahla advierte que su implementación se ve limitada por “la mala coordinación entre instituciones, la escasez de sistemas de alerta temprana y la insuficiencia de recursos financieros”.

La inestabilidad política crónica del país dificulta aún más la gestión efectiva de las crisis, dejando a millones de ciudadanos expuestos a la furia de un clima cada vez más extremo.

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